el retonno

Veréis, está la cosa tan malita que he decidido salir un rato de mi cámara criogénica para comentar la jugada. Es probable que cuando vuelva a meterme otra vez en mi burbuja de frío penséis que para esto mejor me hubiera quedado, pero es un riesgo que asumo de buen grado.

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Espectacular

El President de la Generalitat estuvo ayer en Alicante en la inauguración de las obras de urbanización de IFA. Ahí es nada.

Aparentemente, el Instituto Ferial tiene un proyecto que se llama IFA 2011 Mediterranean Emotions que pretende relanzar el complejo y dotar las institución ferial de nuevas y mejores infraestructuras; imagino que con la intención de convertir a IFA en un referente de las ferias en su zona de influencia (incluyendo Murcia y Almería, supongo).

Aparte de unas simulaciones por ordenador de cómo quedarán los edificios -lo que es al mundo digital, como al real las maquetas-, la web del proyecto, no contiene ninguna otra información. Es decir, nada sobre los objetivos del proyecto, nada sobre su substancia, nada sobre cuál es el área de influencia de IFA y por qué -comparándose en volumen, por ejemplo, con otras ferias-, nada sobre la estrategia que lo sustenta. En fin, nada.

A la presentación de ayer, asistió la creme de la sociedad alicantina -perdonad, que me da la risa-, los alcaldes de varios municipios, el Molt Honorable, del Presidente de la institución, etc.

Precisamente el presidente de IFA, Moisés Jiménez, pronunció las siguientes palabras:

Nos encontramos en una situación socio-económica donde la petición constante a las instituciones públicas y privadas sobre la necesidad de innovar, re-imaginar, efectuar cambios de modelos económicos y organizativos está más justificada que nunca.

¿Qué querría decir? La presentación del proyecto estuvo precedida por una actuación de la Fura dels Bous, fuegos artificiales y ampulosos discursos.

O sea, que un proyecto vacío y caro mientras no se demuestre lo contrario, acompañado de un acto vacío y caro.

Gracias al legado de Eduardo Zaplana, a sus grandes eventos, y al testigo recogido con afán por Francisco Camps, la  sociedad valenciana se ha acostumbrado a que absolutamente todo esté rodeado de un halo de espectacularidad que esconda las vergüenzas, entretenga y distraiga a la vez de los verdaderos problemas. No es más que una reedición del pan y circo, sólo que sin pan.

Perdonadme la comparación, pero me recuerda un poco esos padres que solicitan ayuda a la Supernanny. La Supernanny le dice a los padres del niño rebelde que no todo pueden ser juegos, que los padres deben mandar, saber decir que no, dar ejemplo.

Los valencianos somos los niños, nos hemos acostumbrado al juego, al espectáculo y la vacuidad. Con la abundancia de estos años, nos hemos vuelto perezosos, acostumbradizos -si Costa se puede inventar insevero, yo puedo inventarme acostumbradizo- y un poco impertinentes, perdonadme otra vez. El Consell y Camps a la cabeza no ha hecho nada por evitarlo, al contrario, ha alimentado nuestras ganas de buena vida y ha dado alas al sueño valenciano del que habla mycroft en un comentario.

Sin embargo, los valencianos seguimos levantándonos a las siete de la mañana para ir a trabajar, no nos hemos convertido en bonvivants, ni conducimos coches de lujo, ni desayunamos en Tiffany’s. Al contrario, cada vez tenemos problemas más graves, de degradación del territorio, en el mercado de trabajo, en el sector turístico, en los sectores tradicionales, en el sector inmobilario, pero sobre todo tenemos un problema con nuestra clase política, son los padres irresponsables.

Benidorm, tránsfugas y papeletas

Benidorm, capital del turismo de la Costa Blanca -o la Costra Blanca-, modelo del desarrollo urbanístico de los sesenta y los setenta, paradigma del pelotazo en los noventa, paraíso de jubilados, meca de guiris sedientos de alcohol, botón de muestra de la destrucción salvaje del entorno natural; Benidorm, la de los rascacielos, Manolo Escobar y hasta una canción de Sir Paul McCartney.

Benidorm, en suma.

Benidorm de flickr.com

Como sabéis, desde hace algunas semanas se viene fraguando en Benidorm una jugada de estrategia para desalojar al PP de la Alcaldía de la ciudad. Una especie de dejà vu de la política benidormense.

Hace 18 años una concejala tránsfuga del PSOE dio la alcaldía a un señor llamado Eduardo Zaplana -sí, el mismo Zaplana que era alcalde de la ciudad cuando se incendió el bosque donde ahora está Terra Mítica- dejando al PSOE fuera del gobierno municipal durante todo este tiempo.

Hoy la historia se repite, los protagonistas son prácticamente los mismos, los papeles se han intercambiado. José Bañuls, hasta hace poco concejal del PP en el Ayuntamiento de Benidorm abandonó su partido hace unas semanas y amenaza con convertirse en la llave que dé la alcaldía al PSOE, moción de censura mediante.

No os voy a dar los detalles escabrosos, podéis encontrarlos aquí, aquí o aquí.

Lo que ha pasado estas semanas en Benidorm y su previsible final, una moción de censura al Alcalde popular, el comportamiento de los concejales socialistas y el sainete montado alrededor de todo ello son negativos para el partido en la ciudad, para el socialismo valenciano y, así lo creo, para la política valenciana.

Los concejales díscolos dirán que lo hacen por la gobernabilidad de la ciudad, pero eso es sólo una verdad a medias, cuando no una mentira.

Todo esto ha puesto sobre la mesa la capacidad de liderazgo de Jorge Alarte. Incluso habiéndose opuesto a la moción desde el primer instante, Alarte ha sido incapaz de frenar las intenciones de los suyos. Ni siquiera el apoyo de la Ejecutiva Federal del PSOE ha sido suficiente, lo cual dice poco de lo amarrado que Alarte tiene al partido.

También ha puesto en solfa la figura de Leire Pajín dentro del PSOE -recordad que entre los concejales díscolos se encuentra la madre de la número tres del PSOE, sea lo que sea que eso significa. Independientemente de la filiación personal, tampoco la número tres del PSOE ha hecho gala de una especial capacidad para contener la rebelión.

Y, por último, deja al partido en un extraño limbo. Si bien es cierto que los concejales se han autoexpulsado del partido, es poco probable que el PSPV tenga suficiente capacidad como para armar un nuevo liderazgo político en Benidorm. Y, en esas circunstancias, ¿a quién darán su voto los ciudadanos que votaron la lista socialista? ¿A los concejales díscolos o a la nueva lista del PSPV en Benidorm?

Más allá de los problemas del PSPV y del cálculo electoral, además, está la imagen de desgobierno que destila el ayuntamiento de Benidorm y el lamentable espectáculo que ambos partidos han dado en las últimas semanas. La política valenciana, a mi modo de ver, sale debilitada, más incluso de lo que ya lo estaba.

Los concejales socialistas en el ayuntamiento de Benidorm se han comportado de forma egoísta, revanchista y barriobajera. Ojo por ojo, diente por diente, sin medir las consecuencias de sus actos. A los ojos de los ciudadanos, la política municipal es únicamente un toma y daca personal entre cargos públicos cuyo objetivo no es la buena gestión de la cosa pública sino la gestión del poder, por el poder.

Por último, el caso de Benidorm, ha puesto sobre la mesa la inutilidad del pacto político en España. Aunque PP y PSOE firmaron hace unos años un Pacto Antitransfuguismo para evitar situaciones como ésta, la norma se incumple constantemente y ambos partidos han sido capaces de inventar subterfugios para justificar los incumplimientos particulares del pacto.

Si el objetivo elevado de los concejales socialistas era la gobernabilidad de Benidorm, existían otras vías, menos finalistas quizá, pero más dignas.

Por ejemplo, cabía la posibilidad de forzar un cambio interno dentro del grupo popular, cabía la posibilidad de denunciar a los ojos de los ciudadanos la aparente dejadez del alcalde en sus funciones, cabía la posibilidad de permitir a la secretaría general del partido liderar esa presión convirtiéndola en un ejemplo claro de su proyecto político para la Comunitat Valenciana, cabía la denuncia de las eventuales irregularidades en el consistorio ante la Sindicatura de Comptes o ante los tribunales correspondientes.

Cabían, pues, otras opciones que hubieran permitido evitar este sainete y las consecuencias políticas que se le adivinan.

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Le he cambiado el título al post

Se pueden distinguir tres etapas en la popular serie de dibujos animados Heidi.

A saber:

  1. Heidi llega a casa del abuelito. Tras los primeros problemas de convivencia y superadas por parte del abuelito las fases de negación, ira, negociación, depresión y finalmente aceptación, la niña se adapta a la vida en los Alpes.
  2. Heidi se marcha a Frankfurt. Conocemos a personajes como la señorita Rottenmayer, Clara o la abuelita de Clara. La vida de Heidi es un suplicio, hasta que la niña no puede más y entra en una profunda crisis que afecta a su salud física y psicológica.
  3. Heidi regresa a los Alpes. Esta vez es la señorita Rottenmayer quien atraviesa las cinco fases, asistimos a la curación de Clara y a la transformación del carácter del abuelito.

Y hablando de cuestiones sin trascendencia alguna, la Generalitat Valenciana anunció ayer su intención de elaborar un contrato a imagen y semejanza del que, en campaña electoral anunció Rajoy, según el cual los inmigrantes se comprometerán a cumplir las leyes, principios y costumbres españolas y valencianas.

El contrato, tal como acabó reconociendo la propia Generalitat, no parece que vaya a tener ningún tipo de valor y es más una cuestión de voluntarismo político por parte de la Generalitat.

Ante este anuncio, tengo algunas consideraciones:

  • Debate profundo. Si de verdad abrimos la caja de pandora de las costumbres valencianas, vamos a ir hasta el fondo de manera que cuando el inmigrante tenga que firmar el contrato, las cosas estén muy claras y no haya malentendidos.

Así, si somos honestos con nosotros mismos, deberíamos abrir un profundo, valiente y descarnado debate ciudadano sobre nosotros mismos. Os doy algunos ejemplos:

¿Paella valenciana o paella alicantina? Es decir, ¿qué paella queremos que respeten los inmigrantes? ¿la paella alicantina de exquisita simplicidad y excelente resultado? ¿o la paella valenciana, cuyas normas de elaboración requieren un conocimiento casi alquímico, y cuyo resultado es también digno de mención? ¿la paella de carne, o la paella de pescado? ¿es lícito elaborar la paella mixta?

Más ejemplos, ¿mascletàs o castillos de fuegos artificiales? ¿qué le debe gustar más al inmigrante, les Falles o les Fogueres de Sant Joan? ¿valenciano o castellano, o como he oído decir alguna vez, valenciano alicantino? ¿Deberán los inmigrantes que firmen el contrato comprometerse a respetar la valenciana costumbre de meter la mano en la bolsa del dinero público? ¿tendrán que cumplir el principio de que lo mejor que puede hacer quien tiene un terrenito en esta santa tierra es especular con él, o enterarse de cómo dar un pelotazo? ¿deberán los inmigrantes militar en el menfotisme castellonense, valenciano o alicantino? porque hay diferencias, aunque no lo parezca.

En fin, muchas preguntas para las cuales el Consell deberá dar respuestas cuanto antes si de verdad quieren tener la ley lista para antes del verano.

  • Que Rajoy se agarre a la silla. Dado que el contrato en sí no tiene ningún valor legal, todo parece indicar que Francisco Camps está haciendo puntos ante Mariano Rajoy. La propuesta, como digo, es calcada a la que Rajoy hizo en campaña. Y como el PP no ganó las generales, Camps ha debido de pensar que, ante el vacío de poder en el PP y tras la marcha de Zaplana a Telefónica, le toca hacer el papel de azote del gobierno.

Si Rajoy conoce un poquitín a Francisco Camps, ya habrá cogido el teléfono y habrá llamado a Zaplana para que el ex-President de la Generalitat le explique cuáles son los pasos que no debe dar si quiere evitar que Camps se le meta en casa, lo eche y cambie la cerradura.

El Conseller d’Inmigració i Ciutadania defendía esta mañana el contrato poniendo por delante el progresivo deterioro de los servicios públicos valencianos, con un grado de desparpajo y desfachatez de los que sólo el PP valenciano pueden hacer gala, y los retos derivados de la absorción social y cultural de un volumen de cerca de 800.000 inmigrantes -entre legales e ilegales.

Todos sabemos en qué tierra vivimos, cada cual que juzgue.

Os animo, en cualquier caso, a que plantéeis nuevos objetos de debate de cara a la fijación definitiva de las costumbres valencianas.


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Happy end

Y la cuadratura del círculo se completó. El Consell ha retirado el recurso contra el PAI de Oropesa del que tanto hemos hablado en este blog.

Finalmente ha triunfado el sentido del negocio, como no podía ser de otra forma. Donde dije digo, digo Diego, y la Generalitat considera ahora que los informes de Costas que, hace sólo unos meses, eran vinculantes ya no lo son, en perfecta armonía con la opinión de la empresa promotora que, hace unos meses, consideró lo mismo para que el Ayuntamiento aprobara el PAI en cuestión.

A los vecinos que habían puesto la denuncia no los defiende ni la Vírgen de Lourdes, quien por otro lado, tiene muy buen trato con Zaplana. 350.000 metros cuadrados de territorio se entregan a Marina d’Or a pesar de todo, la Comunitat Valenciana está en venta.

Zaplana, alomajó

Alomajó, Zaplana no debería presentarse por ninguna circunscripción, ni siquiera por la de Lourdes, a las próximas elecciones generales. Así, la política nacional conseguiría librarse de él y la política valenciana también porque con tantos campistas «campando» por la Comunitat no creo que le dejen un hueco. Así, además, podría dedicarse a sus cosas sin necesidad de que el resto nos enteremos de a qué se dedica. Como ahora, pero sin acta de Diputado.

¿A cuénto de qué viene esto, pensarás? Resulta que la partida dedicada a las víctimas del terrorismo ha descendido sustancialmente en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. La razón bastante positiva y más que razonable, el número de víctimas mortales de los atentados terroristas ha descendido. 

Sin embargo, «alomajó» Zaplana con carita de pena y gesto compungido, ayer planteó durante una rueda de prensa una duda a los ciudadanos. ¿No será que se trata de la enésima exigencia de ETA al Gobierno?

Eduardo Zaplana es un político totalmente prescindible, sus palabras justifican la afirmación.

Milagrosa milagrosa

No, no estoy hablando de la Santa Faz, ni de la Vírgen del Remedio, ni siquiera de la Viagra.

Estoy hablando de Milagrosa Martínez, la Presidente de las Cortes Valencianas que, en un movimiento que no recuerdan los tiempos, ha pedido a la Síndic de Greuges que audite las cuentas de la institución que preside para evaluar el daño causado por su antecesor Julio De España. Parece que De España se puso las botas en las Cortes; entre otros, se subió el sueldo -una práctica muy común entre nuestra clase política- y se adjudicó unas dietas que para sí las quisiera Luis Diaz Alperi.

Julio de España es de la parte de Lourdes y Milagrosa Martínez es de la parte de Camps así que no sé hasta qué punto ha pesado en su decisión el revanchismo político. Aunque también es posible que la Presidente de las Cortes está interesada en limpiar la imagen de la institución. Que sea así. 

La democracia

Lo siento mucho porque últimamente tengo bastante desatendido el blog. Hoy quiero comentar las declaraciones de Rita Barberà sobre la Democracia entendida por ella. Resulta que el Gobierno Central, que pone gran parte del dinero para la financiación de la America’s Cup del 2009, quiere participar del Consorcio que la organiza. Parece lógico.

No se lo parece a la Alcaldesa de València. Dice Barberà que se trata de una actitud propia de «regímenes poco democráticos» que quieren «arrancar votos». Pues a lo mejor sí que es cierto que el PSOE quiere arrancar votos, pero también parece lógico que el Gobierno no quiera que otros se apunten los tantos como propios cuando el esfuerzo lo hace el Gobierno Central.

Barberá desconfía porque, como buena dirigente del PPCV, sabe bien cómo se hace. Puede que lo haga con una campaña institucional con cargo al dinero público -como las que la Generalitat Valenciana puso en marcha antes de las autómicas- para dar bombo a su partido y a su gestión; puede también que lo haga colocando a sus personas de confianza en las agencias del consorcio que den dinero -si quiere saber cómo, puede preguntar a Eduardo Zaplana– para que se enriquezcan ilícitamente; o puede que lo haga a base de pelotazos.

De todo eso el PPCV y la Generalitat Valenciana saben mucho y pueden aconsejar al Gobierno de España, que así quiere llamarse ahora el Gobierno de España.

 Lo de propio de regímenes poco democráticos lo entenderá ella porque un servidor, ni idea.

Benidorm

No soy de los que se tiran de los pelos cuando ve Benidorm. Si me preguntan, siempre digo que prefería un pueblo de pescadores a una ciudad de rascacielos, eso es evidente, pero ya hace mucho tiempo que ese Benidorm no existe. 

 benidorm21.jpg

Así que me conformo con lo que he conocido siempre y lo acepto. El skyline de Benidorm es reconocible, bien definido y hermoso. El modelo de crecimiento vertical de la ciudad es raro en la Comunitat Valenciana -crecemos sobre todo horizontalmente con nefastos resultados.

Benidorm ofrece al turista un tipo de servicios acordes con sus expectativas y recursos, variado, de calidad y a un precio razonable. Benidorm es, sin duda, el polo de atracción de un tipo de turismo de bajo presupuesto, pero extramadamente fiel y al que no le afecta demasiado la estacionalidad.

Benidorm es lo que es. De lo que se trata es de evitar que la ciudad sea sólo un parque de atracciones. En Benidorm cabe la Universidad, cabe la cultura, caben los grandes espectáculos, cabe un turismo de un nivel adquisitivo mayor, cabe la racionalización de las actividades turísticas, incluso cabe una oferta de golf prudente y sostenible.

El problema fundamental de Benidorm es Terra Mítica, así al menos lo veo yo. Si primero sirvió para enriquecer a quienes participaron en su construcción, ahora, los mismos, otros nuevos o ambos, se enriquecen con la urbanización de lo que fuera un enorme bosque de pino, el pulmón de la ciudad.

Sé positivamente cuáles son las razones para ello, pero no entiendo la complicidad de todos nosotros. No entiendo cómo todos callamos, todos celebramos el pelotazo, todos nos cerramos los ojos.

Las laderas de la montaña siguen creciendo y comiéndoselo todo. Hace unos años pasé unos días en una finca en Alfaç del Pi, rodeado de bancales de naranjas, de palmeras, de higueras, y que hoy no existe porque se lo ha tragado Benidorm y el crecimiento derivado de la construcción de Terra Mítica.

Todo cabe, nada importa y mientras el territorio desparece.

El Sumidero

Las noticias de cada día continúan demostrándonos que Terra Mítica es un sumidero -financiero, político, ecológico, social, turístico- que se ha alimentado durante años de los desechos de la sociedad valenciana.

Terra Môica en Flickr

La historia comenzó con una catástrofe ecológica, continúo con nuestra tácita aceptación y se ha convertido en un desecho. En la cuestión están implicados personajes como Zaplana u Ortiz. Los años siguen pasando y las cosas siguen sin estar claras, nadie paga por ello y, digo yo, que pronto los delitos prescribirán.

No quedarán responsables penales pero siempre quedará la vergüenza que provoca ser un sumidero.