el retonno

Veréis, está la cosa tan malita que he decidido salir un rato de mi cámara criogénica para comentar la jugada. Es probable que cuando vuelva a meterme otra vez en mi burbuja de frío penséis que para esto mejor me hubiera quedado, pero es un riesgo que asumo de buen grado.

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Culebrón herculano

Ya hemos hablado mucho en este blog sobre el triángulo amoroso entre Sonia Castedo, Enrique Ortiz y el estadio del Hércules. Hemos tenido varios capítulos de lo más variado en este culebrón, aunque el hilo conductor es siempre el mismo, el pelotazo -y no estoy hablando del patapún parriba de Clemente.

Primero, el Ayuntamiento vendió el estadio a la empresa que dirige el club con la condición de que lo reformara y mejorara sus condiciones de seguridad, pero eso no ha pasado.

Después, el club presentó un proyecto de reforma que incluía un hotel, un centro comercial y unos cines y que, además, estaba incluido, por arte de magia, en la reforma del PGOU -¿qué será del PGOU?.

A continuación, el Ayuntamiento, le propone al Hércules -al abrigo de la polémica sobre IKEA-, que traslade el estadio a la zona de Rabassa para poder construir pisos en el solar del Rico Pérez (abro un paréntesis porque aquello era una copia de la Nueva Condomina y, sintiéndolo mucho por Sonia Castedo, el tufo a pelotazo era de escándalo).

El debate sobre la cuestión ha ido cogiendo forma -no puede ser que el Ayuntamiento pretendiera que esto se quedara en un murmullo-, de manera que, abrumados, Ortiz y Castedo dejaron la cuestión para más adelante, cuando las aguas se serenararn.

Pero, como la vida es un eterno retorno, aquí estamos otra vez enfrascados con el Rico Pérez, Sonia Castedo y Enrique Ortiz.

La última gran ocurrencia la ha tenido el propio Ortiz. En resumen, le propone al Ayuntamiento que entre a formar parte del accionariado del club para que, a escote, ambos paguen la reforma del estadio y construyan una plaza.

Vamos a partir de una base, yo no soy muy futbolero, pero entiendo el valor social que el fútbol y los clubes deportivos tienen. Entiendo, aunque cogiéndolo con clips, que es una buena manera de promocionar la actividad deportiva, el asociacionismo y el carácter positivamente competitivo de una sociedad. Pero es que estamos hablando de fútbol, señores.

En cualquier caso, comprendo el interés del Ayuntamiento por el Hércules y su implicación en la vida del club. Pero hasta un límite. Existe un contrato clarísimo entre el Ayuntamiento y el club. El hecho de que sirviera en su momento para lavar la imagen de la operación no exime a las partes de su cumplimiento, no sé si me explico.

El Ayuntamiento puede contribuir con el club y con la ciudad de otras maneras. Por ejemplo, acondicionando la zona del Tossal para la actividad deportiva, generando sinergias con el Centro de Tecnificación y, eventualmente, ayudando al club en algunos aspectos que tengan que ver con la reforma del estadio.

Lo demás, suena a pelotazo.

Castedo, Ortiz, Cinturones, Rabassa y res de res

Tenía pendiente escribir un post sobre el sainete de Sonia Castedo y Ortiz a cuenta del Rico Pérez, la recalificación de los terrenos del soterramiento de las vías del tren, Rabassa y la aparición del nombre de Ortiz en los sumarios del caso Gürtel.

No lo voy a hacer.

Simplemente os dejo esta noticia porque, al final, Sonia Castedo ha tomado la decisión de hacer lo que correspondía hacer: velar por el cumplimiento del contrato entre Ortiz y el Ayuntamiento para la rehabilitación del Rico Pérez.

Me alegro.

De momento.

Entrevista a Sonia Castedo (II)

Tenemos que aprender a querer y cuidar más Alicante (Sonia Castedo).

En boca de la Alcaldesa de Alicante, la frase parece una autocrítica a su primer año de mandato. Pero no, no os equivoquéis, la frase sólo forma parte de la entrevista a Sonia Castedo que ayer publicó INFORMACIÓN.

Ni un ápice de autocrítica -el tono de la entrevista no daba para más- sólo autocomplacencia y ataques al PSPV, al Gobierno Central y a los ciudadanos que se organizan para oponerse a los tejemanejes y a los proyectos faraónicos del ayuntamiento. Todo un detalle por parte de la alcaldesa.

Os resumo, la Alcaldesa quiere vendernos la moto de Rabassa, IKEA, el Rico Pérez, los centros comerciales y las recalificaciones. Para más información al respecto pinchad aquí.

Más, la alcaldesa va aprobando proyectos según se los van poniendo encima de la mesa.

No hay un plan director, ni un proyecto claro.

Lalcaldesa únicamente quiere aprobar Rabassa, aunque haya que tirar abajo el Rico Pérez, destrozar el entorno de Rabassa -la alternativa se llama recuperar, Sonia-, y construir pisos en aquel espacio para la ciudad que iba a ser la remodelación del Rico Pérez -recordad que hay un contrato firmado entre el Ayuntamiento de Alicante y el señor «yomeloguisoyomelocomo» Ortiz.

bienvenido

El mantra la culpa de todo la tienen Yoko Ono y la simplificación de la realidad hasta convertirla en algo absurdo también es, por lo que vemos, del agrado de la alcaldesa.

Que no hay estación intermodal, la culpa de Zapatero.

Que no hay AVE, la culpa de Zapatero.

Que Alicante tiene una de las mayores tasas de paro del país, la culpa de Zapatero. (No de los que alimentaron la burbuja inmobiliaria ni de quienes -incluída ella- creen que no más sector económico que el del ladrillo).

Por cierto, a la pregunta «Además de los servicios y la construcción, ¿qué alternativas tiene Alicante para generar empleo?», la respuesta de lalcaldesa es la siguiente «Dígame una sola. Si alguien me dice qué posibilidades hay, nos ponemos en marcha».

Yo te puedo dar algunas ideas pero seguramente no te gustarán porque Ortiz no puede sacar tajada: un plan de energías renovables para la ciudad y exenciones fiscales para las empresas del sector que quieran instalarse aquí; un plan de ahorro, reutilización y reciclado de agua y exenciones fiscales para las empresas del sector que quieran instalarse aquí; exenciones fiscales para industrias con contenido en I+D+i; un apoyo decidido del Ayuntamiento al Parque Tecnológico de la Universidad de Alicante.

Que ya van 10 años de redacción de un PGOU, la culpa ¿de Zapatero?, no del antiguo equipo de redacción del PGOU que son unos impresentables. Y a mí que me registren.

Entre todas las perlas que la Alcaldesa nos dejó os voy a destacar las siguientes:

Su fe en el Plan Rabassa como proyecto clave para la ciudad continúa intacta…

Absolutamente. Aposté desde el principio y no suelo torcerme nunca en las cosas en las que creo.

No tenemos ninguna duda al respecto, la Cafetería de la Isleta será, siempre, un ejemplo claro de ese compromiso consigo misma que yo prefiero llamar tozudez o cerrazón.

El otro gran proyecto urbanístico pendiente es el Centro de Congresos. Hay expertos que cuestionan la necesidad de esa infraestructura para la ciudad.

No puedo evitar muchas veces que las voces de agoreros intenten continuamente torpedear el desarrollo de nuestra ciudad (…) ojalá todas la voces comenzaran a unirse; y no para crear plataformas, sino para lo contrario, para que una sola voz defienda la ciudad.

Como digo, todo un detalle por parte de lalcaldesa. Y una reducción al absurdo de lo que algunos colectivos le han pedido que no haga en el entorno del Centro de Congresos.

Ni que decir tiene que lalcaldesa se apunta el tanto de los arreglos en el Castillo de Santa Bárbara o de la rehabilitación de la Fábrica de Tabacos, claro está.

Veréis, cuando una señora que piensa que la Volvo, la Ciudad de la Luz y los canales de la Avenida de Dénia es lo mejor que se puede hacer por Alicante me dice «tenemos que aprender a querer y cuidar más Alicante», me entra un poco de vergüenza ajena.

GORNLHÖM, cortinas de humo

Como seguramente sabéis, la alcaldesa de Alicante y el primer teniente de Alcalde, Enrique Ortiz, o al revés, están empeñados en que el Plan Rabassa salga adelante y que los alicantinos traguen con él, caiga quien caiga.

Antes de las vacaciones, la ínclita Sonia Castedo nos sorprendía con un anuncio sorpresa: IKEA estaba interesada en instalarse en Alicante, en Rabassa para más señas. A la instalación de IKEA venía aparejada la construcción de un gran centro comercial -o centro cívico, como fue calificado desde el Ayuntamiento.

La respuesta de los comerciantes del centro de Alicante fue radical. Sí a IKEA, no a la instalación de nuevas superficies comerciales en Alicante.

La alcaldesa tuvo que recular. Se reunió con los comerciantes y prometió reformular el proyecto.

Ya con0céis mi opinión. No creo en la construcción de tropecientasmil viviendas en el entorno de Rabassa, creo en la recuperación ambiental del lugar y en la puesta en valor de las lagunas. A Alicante no le sobran zonas por donde oxigenarse, de manera que la preservación de Rabassa es, desde mi punto de vista, un asunto mayor. Como yo, muchos ciudadanos de Alicante y muchos colectivos sociales, tampoco creen en Rabassa.

Y eso la alcaldesa lo sabe.

Abro un paréntesis. El PSPV aún debe aclarar cuál es su postura en este asunto porque el pasado pesa. Y, en el pasado, el PSPV votó a favor de Rabassa.

Cierro paréntesis y retomo la cosa donde la dejé.

La alcadesa sabe que son muchos los alicantinos que se oponen a Rabassa, de manera que nuestra Sonia y su Ortiz, o al contrario, idearon un plan maestro, el plan GORNLHÖM, o Cortina de Humo.

Si logramos que los alicantinos se olviden de Rabassa y piensen en IKEA, los habremos dividido aún más y tendremos más posibilidades de conseguir nuestro objetivo: que Enrique Ortiz consiga dar un gran pelotazo en Rabassa.

Pronto, a la voz de los comerciantes del centro, se unieron otras. Entre ellas, las de los que opinaban que IKEA podía ir en otra parte, que hay superficies comerciales suficientes como para evitar la construcción de una tienda de IKEA en Rabassa, o incluso la de aquellos que pensamos que, con uno en Murcia, es más que suficiente.

Así que, la alcaldesa y el delegado de ésta en el mundo empresarial, tuvieron que pasar las vacaciones diseñando una nueva cortina de humo que consiguiera que la división fuera aún mayor.

Recordáis que la alcaldesa ya había puesto en bandeja un pelotazo a Ortiz en el entorno del Rico Pérez. Pues bien, parece que Ortiz está dispuesto a abandonar el proyecto con la condición de que Rabassa salga adelante sí o sí.

Para ello, Castedo y Ortiz se han sacado de la chistera un nuevo conejo, construir un nuevo estadio para el Hércules en Rabassa.

Con el nuevo conejo, Castedo y Ortiz no sólo han conseguido dividir aún más a los ciudadanos, sino a los propios herculanos -palabras mayores-, ofreciéndoles un nuevo caramelito.

El plan debe ser el siguiente. Si hay un herculano que quiera IKEA si, además, le ofrecemos un nuevo estadio, ya lo tenemos a nuestros pies.

Mi opinión es que sería mejor recuperar el entorno del Tossal, Rico Pérez incluído, y convertirlo en una gran área deportiva para la ciudad. No hay necesidad de construir un nuevo estadio, únicamente es necesario remodelar adecuadamente el que tenemos.

Si finalmente triunfa el criterio de Castedo y Ortiz, cuando vayáis al IKEA, buscad las cortinas GORNLHÖM, están hechas de humo.

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IDEA IKEA

Como seguramente sabréis, el Ayuntamiento de Alicante ha llegado a un acuerdo con IKEA para que la multinacional abra un centro en la ciudad. El proyecto, según explica INFORMACIÓN, consistiría en ubicar la tienda de IKEA en un nuevo centro comercial que estaría situado dentro del Plan Rabassa.

La respuesta de los comerciantes del centrode Alicante ha sido rotunda: si la apertura de una tienda IKEA en Alicante significa la construcción de un nuevo centro comercial, el pequeño comercio hará todo lo posible para evitarla.

Se da la circunstancia de que sólo un día antes, el presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, había celebrado la apertura de la tienda IKEA.

Por su parte, el Ayuntamiento ha bautizado el nuevo centro comercial con el eufemísitco nombre de centro cívico y planea la modificación del Plan General de Ordenación Urbana -el antiguo, no la eterna promesa en la que se ha convertido el nuevo PGOU- para dar cabida a este nuevo centro comercial en el Plan Rabassa. Mi impresión, antes de nada, es que el Ayuntamiento no sabe ya cómo marear la perdiz con el tema Rabassa. Primero fue la ciudad ecológica que Sonia Castedo se sacó de la manga. Ahora es IKEA lo que laalcaldesa pretende usar como señuelo para intentar despistar a los alicantinos.

En cualquier caso, yo voy a partir de algo que tengo bastante claro, Rabassa es la resaca de la borrachera constructora, alimentada básicamente por los empresarios del sector con el apoyo del PP, que Alicante sufrió durante los últimos años, y del enorme despiste del PSPV alicantino. Sólo los socialistas conocen la razón por la cual votaron sí al plan, aunque todos podemos adivinar algunas.

Partiendo de esa base, el Plan Rabassa es una especie de anacronismo que, a estas alturas, deberíamos haber superado aunque algunas propuestas de los empresarios alicantinos nos hagan pensar lo contrario.

El empecinamiento del Ayuntamiento de Alicante en sostener un sector, el inmobiliario, que ocupa a una mayoría de los trabajadores de la provincia y que es la piedra angular sobre la que se sostiene el modelo económico alicantino es, al menos, razonable, pero equivocado.

Alicante no necesita más grandes superficies comerciales y tampoco necesita paños calientes en forma de centros cívicos; la ciudad necesita recuperar el centro urbano, apoyar a los pequeños comerciantes con planes de modernización del sector, dinamizar la oferta comercial y de ocio del casco antigua de la ciudad, y planes serios que conduzcan a diversificar la actividad económica de la que depende.

El Ayuntamiento de Alicante debería reflexionar a este respecto. La recuperación arquitectónica y urbana del centro de la ciudad supone una oportunidad de actividad económica para el gremio de la construcción que, en el medio y largo plazo, abriría nuevas vías económicas en el sector servicios de la ciudad y dignificaría nuestra oferta turística. No cabe, pues, la cerrazón y los grandes proyectos urbanísticos mientras el gran proyecto urbano, la recuperación del centro tradicional, sigue pendiente.

No parece lo más adecuado, desde el punto de vista del pudor en la cosa pública, llevar a cabo la modificación del PGOU de 1984 para aprobar un proyecto urbanístico que, como mínimo, despierta las dudas, los recelos y la oposición de una parte nada desdeñable de la ciudadanía. No nos olvidemos, que en número de votos, los partidos de izquierda fueron los más votados en las últimas elecciones municipales y que la distancia en número de concejales del PP y el PSPV es de 1.

Por su parte, el PSPV debería contar con esto último para revisar, de manera definitiva, su posición sobre el Plan Rabassa y, por otra parte, debería ser capaz de iniciar un debate público sobre el modelo de ciudad que los socialistas imaginan para Alicante. Esto ayudaría a conocer las propuestas del PSPV para la ciudad y a romper con el enorme error que la agrupación alicantina cometió con su apoyo a Rabassa.

De fondo queda la conveniencia o no de que una multinacional del mueble se instale en una provincia de larga tradición en el sector. Mi duda es si es positivo para el sector o no. Por una parte, supone un reto para los fabricantes alicantinos; por otra, puede significar la sentencia de muerte para toda una industria.

La sensación que yo tengo es que ni el Ayuntamiento de Alicante ni el partido de la oposición han hecho ninguna de estas reflexiones. O bien que, si las han hecho, han pasado por encima de ellas por razones de conveniencia y de urgencia política.

El hecho de que las últimas medidas tomadas por lalcaldesa se hayan tramitado por la vía urgente y en el mes de julio le hacen a uno sospechar de que la reflexión y la responsabilidad no forman parte, tampoco, de la manera de hacer de los políticos alicantinos. 

Yo, para que se me quite el mal sabor de boca, voy a volver a leer la entrevista de Alicante Vivo al concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante o la preciosa entrevista póstuma a Figueras Pacheco.

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