Veréis, está la cosa tan malita que he decidido salir un rato de mi cámara criogénica para comentar la jugada. Es probable que cuando vuelva a meterme otra vez en mi burbuja de frío penséis que para esto mejor me hubiera quedado, pero es un riesgo que asumo de buen grado.
Castedo
Culebrón herculano
Ya hemos hablado mucho en este blog sobre el triángulo amoroso entre Sonia Castedo, Enrique Ortiz y el estadio del Hércules. Hemos tenido varios capítulos de lo más variado en este culebrón, aunque el hilo conductor es siempre el mismo, el pelotazo -y no estoy hablando del patapún parriba de Clemente.
Primero, el Ayuntamiento vendió el estadio a la empresa que dirige el club con la condición de que lo reformara y mejorara sus condiciones de seguridad, pero eso no ha pasado.
Después, el club presentó un proyecto de reforma que incluía un hotel, un centro comercial y unos cines y que, además, estaba incluido, por arte de magia, en la reforma del PGOU -¿qué será del PGOU?.
A continuación, el Ayuntamiento, le propone al Hércules -al abrigo de la polémica sobre IKEA-, que traslade el estadio a la zona de Rabassa para poder construir pisos en el solar del Rico Pérez (abro un paréntesis porque aquello era una copia de la Nueva Condomina y, sintiéndolo mucho por Sonia Castedo, el tufo a pelotazo era de escándalo).
El debate sobre la cuestión ha ido cogiendo forma -no puede ser que el Ayuntamiento pretendiera que esto se quedara en un murmullo-, de manera que, abrumados, Ortiz y Castedo dejaron la cuestión para más adelante, cuando las aguas se serenararn.
Pero, como la vida es un eterno retorno, aquí estamos otra vez enfrascados con el Rico Pérez, Sonia Castedo y Enrique Ortiz.
La última gran ocurrencia la ha tenido el propio Ortiz. En resumen, le propone al Ayuntamiento que entre a formar parte del accionariado del club para que, a escote, ambos paguen la reforma del estadio y construyan una plaza.
Vamos a partir de una base, yo no soy muy futbolero, pero entiendo el valor social que el fútbol y los clubes deportivos tienen. Entiendo, aunque cogiéndolo con clips, que es una buena manera de promocionar la actividad deportiva, el asociacionismo y el carácter positivamente competitivo de una sociedad. Pero es que estamos hablando de fútbol, señores.
En cualquier caso, comprendo el interés del Ayuntamiento por el Hércules y su implicación en la vida del club. Pero hasta un límite. Existe un contrato clarísimo entre el Ayuntamiento y el club. El hecho de que sirviera en su momento para lavar la imagen de la operación no exime a las partes de su cumplimiento, no sé si me explico.
El Ayuntamiento puede contribuir con el club y con la ciudad de otras maneras. Por ejemplo, acondicionando la zona del Tossal para la actividad deportiva, generando sinergias con el Centro de Tecnificación y, eventualmente, ayudando al club en algunos aspectos que tengan que ver con la reforma del estadio.
Lo demás, suena a pelotazo.
Castedo, Ortiz, Cinturones, Rabassa y res de res
Tenía pendiente escribir un post sobre el sainete de Sonia Castedo y Ortiz a cuenta del Rico Pérez, la recalificación de los terrenos del soterramiento de las vías del tren, Rabassa y la aparición del nombre de Ortiz en los sumarios del caso Gürtel.
No lo voy a hacer.
Simplemente os dejo esta noticia porque, al final, Sonia Castedo ha tomado la decisión de hacer lo que correspondía hacer: velar por el cumplimiento del contrato entre Ortiz y el Ayuntamiento para la rehabilitación del Rico Pérez.
Me alegro.
De momento.
Propuestas o vaguedades
Herido en mi orgullo de blogger, recojo el guante que hace un par de días Riskott me lanzó en un comentario al post sobre la entrevista a Sonia Castedo. La historia es, muy resumida, la siguiente. De todo lo que la Alcaldesa de Alicante dijo hubo algo que me extrañó especialmente:
Pregunta: Además de los servicios y la construcción, ¿qué alternativas tiene Alicante para generar empleo?
Respuesta: Dígame una sola. Si alguien me dice qué posibilidades hay, nos ponemos en marcha.
Curiosa respuesta para un responsable público, ¿no? Si la Alcaldesa no tiene ninguna idea sobre cómo dinamizar la vida económica alicantina, apaga y vámonos.
Pero no es eso lo que os vengo a contar hoy. Riskott, con buen criterio, me hizo notar que las propuestas que yo puse sobre la mesa en el post eran voluntariosas, pero demasiado vagas. Y aquí estoy para enmendar mi vaguedad, no sé si con propuestas más concretas, pero sí con un post para redimirme. No creo que lo consiga.
Antes de nada, quisiera dejar claro lo siguiente. Si cuando accedió a la alcaldía de la ciudad la Alcaldesa de Alicante no trazó una hoja de ruta de lo que debía ser su mandato, empezó mal.
Pero, fuera como fuera, la Alcaldesa de Alicante no tiene ideas sobre cómo suoperar la dicotomía construcción/servicios en la base de la economía alicantina.
Antes de empezar, convendría tener claro lo siguiente:
1. Alicante no es una isla incomunicada con el resto del territorio de la provincia.
La ciudad está rodeada de un área metropolitana, y la provincia cuenta con, al menos, dos ejes importantes de población y de actividad económica: Benidorm y Elx.
Si la Alcaldesa de Alicante está buscando alternativas de empleo al sector de la construcción y al sector servicios sería bueno que empezara por mirar a su alrededor para analizar cuáles son las posibles sinergias que la ciudad puede crear con su área metropolitana y con el resto de la provincia.
Los instrumentos con los que el Ayuntamiento de Alicante cuenta son escasos y, seguramente, es eso lo que la Alcaldesa quería decir con su respuesta. Sin embargo, la ciudad puede generar economías de escala colaborando con los ayuntamientos de Elche o Sant Vicent, municipios menos enfocados al sector servicios.
2. ¿Es necesario cambiar substancialmente el modelo económico alicantino para crear empleo?
Alicante es una ciudad turística, comercial y de servicios. Lo ha sido durante décadas y su historia es la de una ciudad eminentemente comercial.
Para que os hagáis una idea, en Alicante existen 12.185 empresas de servicios frente a 823 empresas dedicadas a la industria, o 1.521 empresas vinculadas al sector de la construcción. En Alicante hay 73 establecimientos hoteleros -pensiones, hostales y apartamentos incluídos-, 403 restaurantes, cafeterías, bares o cafés, 211 bancos y 216 cajas de ahorro.
El 85,67% de la población trabaja en el sector servicios. Sólo un 6% trabaja en el sector industrial -en 794 industrias manufactureras y 25 empresas dedicadas a la producción y distribución de energía-, mientras que el sector de la construcción ocupa a un 7,72% de los trabajadores.
La vocación económica de la ciudad es bastante evidente y la capacidad de sus empresas para crear empleo también lo es.
Sin embargo, la ciudad cuenta con suelo industrial, en el área metropolitana el peso de las industrias es mayor que en la capital, y, por último, otros municipios de la provincia tienen una vocación más claramente industrial que la de Alicante.
Con todo ello en la mano, mi respuesta a la pregunta es que el Ayuntamiento de Alicante debe intensificar sus esfuerzos por situar al sector servicios en la punta de lanza de su modelo económico, pero debe también incrementar el peso de determinado tipo de industrias en el balance económico de la ciudad.
En el sector turístico, es necesario que la ciudad mejore sus accesos, ordene su crecimiento, recupere su patrimonio arquitectónico, incorpore nuevas tipologías a su oferta de turismo, innove en los reclamos turísticos que ofrece y ponga el acento en la calidad. En resumen, que el Ayuntamiento de Alicante supere efectivamente la combinación sol y playa como centro alrededor del cual gira la oferta turística de la ciudad.
En el sector servicios, el Ayuntamiento de Alicante debería ser capaz de facilitar y clarificar los trámites para la creación de empresas, reducir las cargas fiscales que dependen de él y orientar la reconversión de las empresas del sector inmobiliario hacia sectores de actividad más acordes con la realidad económica actual y de mayor proyección futura.
Los diferentes proyectos museísticos, culturales y de ocio que tanto el Ayuntamiento, como la Generalitat Valenciana o el Gobierno Central han puesto en marcha en Alicante -Ciudad de la Luz, Casa del Mediterráneo, MARQ, Fábrica de Tabacos, etc- pueden servir como palanca de tracción de otro tipo de actividades vinculadas a ellas. Convenientemente gestionadas -pienso sobre todo en la Ciudad de la Luz- pueden constituir un buen polo de atracción económica y de generación de oportunidades de negocio. El Palacio de Congresos y la Casa del Mediterráneo se encuentra también en la línea de estos proyectos.
En sector industrial, es importante que recordemos que un buen número de empresas están vinculadas al sector de la construcción y que la manufactura alicantina es escasa. Sería necesario, en este terreno, que el Ayuntamiento de Alicante, en colaboración con la Universidad de Alicante, animara a la inversión industrial en la ciudad en aquellas actividades industriales que suponen una oportunidad para la provincia. Estoy pensando en sectores como el de las técnicas de ahorro, reciclado y desalación de agua, el aprovechamiento de la energía solar, la innovación en materiales de construcción y en técnicas constructivas, la recuperación paisajística, las técnicas agrícolas, etc. Para eso es necesario que el Parque Tecnológico de la Universidad de Alicante sea una realidad. Hace falta investigación, desarrollo e innovación constantes.
Aquí, como en otros casos, la colaboración con el resto de municipios de la provincia es fundamental.
3. Superar la dependencia del ladrillo.
La mayor parte de la riqueza generada durante los últimos años en Alicante ha provenido del sector de la construcción y del sector servicios.
A lo largo de estos últimos años, el empresariado de la provincia de Alicante ha abandonado sectores tradicionales de actividad -muebles, alfombras, juguetes, calzado- para concentrar todos sus esfuerzos de inversión en el sector inmobiliario. En gran medida, la crisis de estos sectores responde al trasvase de capital desde la industria tradicional al sector inmobiliario.
Las empresas alicantinas deberán hacer su propia travesía del desierto. Efectivamente, el Ayuntamiento y el resto de AAPP puede hacer algunas cosas para ayudar, pero los instrumentos de los que dispone Sonia Castedo para eso son limitados.
En gran medida, dependerá de su capacidad para reformular su propio discurso y enfocarlo hacia la recuperación de los sectores tradicionales de actividad, mediante una apuesta clara por modificar el paradigma productivo de la ciudad, y de las sinergias que genere con el resto de municipios del área metropolitana de Alicante.
En definitiva, lo que la Alcaldesa puede hacer por Alicante para que las empresas vuelvan a generar empleo es una tarea ingente, a medio y a largo plazo, que requiere colaboración con el resto de Administraciones Públicas y municipios del área metropolitana, que necesita grandes dosis de colaboración y para la que, personalmente, todavía no ha demostrado cualidades.
Perdonadme el ladrillo.
Entrevista a Sonia Castedo (II)
Tenemos que aprender a querer y cuidar más Alicante (Sonia Castedo).
En boca de la Alcaldesa de Alicante, la frase parece una autocrítica a su primer año de mandato. Pero no, no os equivoquéis, la frase sólo forma parte de la entrevista a Sonia Castedo que ayer publicó INFORMACIÓN.
Ni un ápice de autocrítica -el tono de la entrevista no daba para más- sólo autocomplacencia y ataques al PSPV, al Gobierno Central y a los ciudadanos que se organizan para oponerse a los tejemanejes y a los proyectos faraónicos del ayuntamiento. Todo un detalle por parte de la alcaldesa.
Os resumo, la Alcaldesa quiere vendernos la moto de Rabassa, IKEA, el Rico Pérez, los centros comerciales y las recalificaciones. Para más información al respecto pinchad aquí.
Más, la alcaldesa va aprobando proyectos según se los van poniendo encima de la mesa.
No hay un plan director, ni un proyecto claro.
Lalcaldesa únicamente quiere aprobar Rabassa, aunque haya que tirar abajo el Rico Pérez, destrozar el entorno de Rabassa -la alternativa se llama recuperar, Sonia-, y construir pisos en aquel espacio para la ciudad que iba a ser la remodelación del Rico Pérez -recordad que hay un contrato firmado entre el Ayuntamiento de Alicante y el señor «yomeloguisoyomelocomo» Ortiz.
El mantra la culpa de todo la tienen Yoko Ono y la simplificación de la realidad hasta convertirla en algo absurdo también es, por lo que vemos, del agrado de la alcaldesa.
Que no hay estación intermodal, la culpa de Zapatero.
Que no hay AVE, la culpa de Zapatero.
Que Alicante tiene una de las mayores tasas de paro del país, la culpa de Zapatero. (No de los que alimentaron la burbuja inmobiliaria ni de quienes -incluída ella- creen que no más sector económico que el del ladrillo).
Por cierto, a la pregunta «Además de los servicios y la construcción, ¿qué alternativas tiene Alicante para generar empleo?», la respuesta de lalcaldesa es la siguiente «Dígame una sola. Si alguien me dice qué posibilidades hay, nos ponemos en marcha».
Yo te puedo dar algunas ideas pero seguramente no te gustarán porque Ortiz no puede sacar tajada: un plan de energías renovables para la ciudad y exenciones fiscales para las empresas del sector que quieran instalarse aquí; un plan de ahorro, reutilización y reciclado de agua y exenciones fiscales para las empresas del sector que quieran instalarse aquí; exenciones fiscales para industrias con contenido en I+D+i; un apoyo decidido del Ayuntamiento al Parque Tecnológico de la Universidad de Alicante.
Que ya van 10 años de redacción de un PGOU, la culpa ¿de Zapatero?, no del antiguo equipo de redacción del PGOU que son unos impresentables. Y a mí que me registren.
Entre todas las perlas que la Alcaldesa nos dejó os voy a destacar las siguientes:
Su fe en el Plan Rabassa como proyecto clave para la ciudad continúa intacta…
Absolutamente. Aposté desde el principio y no suelo torcerme nunca en las cosas en las que creo.
No tenemos ninguna duda al respecto, la Cafetería de la Isleta será, siempre, un ejemplo claro de ese compromiso consigo misma que yo prefiero llamar tozudez o cerrazón.
El otro gran proyecto urbanístico pendiente es el Centro de Congresos. Hay expertos que cuestionan la necesidad de esa infraestructura para la ciudad.
No puedo evitar muchas veces que las voces de agoreros intenten continuamente torpedear el desarrollo de nuestra ciudad (…) ojalá todas la voces comenzaran a unirse; y no para crear plataformas, sino para lo contrario, para que una sola voz defienda la ciudad.
Como digo, todo un detalle por parte de lalcaldesa. Y una reducción al absurdo de lo que algunos colectivos le han pedido que no haga en el entorno del Centro de Congresos.
Ni que decir tiene que lalcaldesa se apunta el tanto de los arreglos en el Castillo de Santa Bárbara o de la rehabilitación de la Fábrica de Tabacos, claro está.
Veréis, cuando una señora que piensa que la Volvo, la Ciudad de la Luz y los canales de la Avenida de Dénia es lo mejor que se puede hacer por Alicante me dice «tenemos que aprender a querer y cuidar más Alicante», me entra un poco de vergüenza ajena.
GORNLHÖM, cortinas de humo
Como seguramente sabéis, la alcaldesa de Alicante y el primer teniente de Alcalde, Enrique Ortiz, o al revés, están empeñados en que el Plan Rabassa salga adelante y que los alicantinos traguen con él, caiga quien caiga.
Antes de las vacaciones, la ínclita Sonia Castedo nos sorprendía con un anuncio sorpresa: IKEA estaba interesada en instalarse en Alicante, en Rabassa para más señas. A la instalación de IKEA venía aparejada la construcción de un gran centro comercial -o centro cívico, como fue calificado desde el Ayuntamiento.
La respuesta de los comerciantes del centro de Alicante fue radical. Sí a IKEA, no a la instalación de nuevas superficies comerciales en Alicante.
La alcaldesa tuvo que recular. Se reunió con los comerciantes y prometió reformular el proyecto.
Ya con0céis mi opinión. No creo en la construcción de tropecientasmil viviendas en el entorno de Rabassa, creo en la recuperación ambiental del lugar y en la puesta en valor de las lagunas. A Alicante no le sobran zonas por donde oxigenarse, de manera que la preservación de Rabassa es, desde mi punto de vista, un asunto mayor. Como yo, muchos ciudadanos de Alicante y muchos colectivos sociales, tampoco creen en Rabassa.
Y eso la alcaldesa lo sabe.
Abro un paréntesis. El PSPV aún debe aclarar cuál es su postura en este asunto porque el pasado pesa. Y, en el pasado, el PSPV votó a favor de Rabassa.
Cierro paréntesis y retomo la cosa donde la dejé.
La alcadesa sabe que son muchos los alicantinos que se oponen a Rabassa, de manera que nuestra Sonia y su Ortiz, o al contrario, idearon un plan maestro, el plan GORNLHÖM, o Cortina de Humo.
Si logramos que los alicantinos se olviden de Rabassa y piensen en IKEA, los habremos dividido aún más y tendremos más posibilidades de conseguir nuestro objetivo: que Enrique Ortiz consiga dar un gran pelotazo en Rabassa.
Pronto, a la voz de los comerciantes del centro, se unieron otras. Entre ellas, las de los que opinaban que IKEA podía ir en otra parte, que hay superficies comerciales suficientes como para evitar la construcción de una tienda de IKEA en Rabassa, o incluso la de aquellos que pensamos que, con uno en Murcia, es más que suficiente.
Así que, la alcaldesa y el delegado de ésta en el mundo empresarial, tuvieron que pasar las vacaciones diseñando una nueva cortina de humo que consiguiera que la división fuera aún mayor.
Recordáis que la alcaldesa ya había puesto en bandeja un pelotazo a Ortiz en el entorno del Rico Pérez. Pues bien, parece que Ortiz está dispuesto a abandonar el proyecto con la condición de que Rabassa salga adelante sí o sí.
Para ello, Castedo y Ortiz se han sacado de la chistera un nuevo conejo, construir un nuevo estadio para el Hércules en Rabassa.
Con el nuevo conejo, Castedo y Ortiz no sólo han conseguido dividir aún más a los ciudadanos, sino a los propios herculanos -palabras mayores-, ofreciéndoles un nuevo caramelito.
El plan debe ser el siguiente. Si hay un herculano que quiera IKEA si, además, le ofrecemos un nuevo estadio, ya lo tenemos a nuestros pies.
Mi opinión es que sería mejor recuperar el entorno del Tossal, Rico Pérez incluído, y convertirlo en una gran área deportiva para la ciudad. No hay necesidad de construir un nuevo estadio, únicamente es necesario remodelar adecuadamente el que tenemos.
Si finalmente triunfa el criterio de Castedo y Ortiz, cuando vayáis al IKEA, buscad las cortinas GORNLHÖM, están hechas de humo.
Repetimos
Me permito recuperar un post del mes de septiembre del año pasado que, tal como yo lo veo, está de rabiosa actualidad.
https://alacanti.wordpress.com/2008/09/22/lalcaldesa-los-centros-comerciales-la-crisis/
IDEA IKEA
Como seguramente sabréis, el Ayuntamiento de Alicante ha llegado a un acuerdo con IKEA para que la multinacional abra un centro en la ciudad. El proyecto, según explica INFORMACIÓN, consistiría en ubicar la tienda de IKEA en un nuevo centro comercial que estaría situado dentro del Plan Rabassa.
La respuesta de los comerciantes del centrode Alicante ha sido rotunda: si la apertura de una tienda IKEA en Alicante significa la construcción de un nuevo centro comercial, el pequeño comercio hará todo lo posible para evitarla.
Se da la circunstancia de que sólo un día antes, el presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, había celebrado la apertura de la tienda IKEA.
Por su parte, el Ayuntamiento ha bautizado el nuevo centro comercial con el eufemísitco nombre de centro cívico y planea la modificación del Plan General de Ordenación Urbana -el antiguo, no la eterna promesa en la que se ha convertido el nuevo PGOU- para dar cabida a este nuevo centro comercial en el Plan Rabassa. Mi impresión, antes de nada, es que el Ayuntamiento no sabe ya cómo marear la perdiz con el tema Rabassa. Primero fue la ciudad ecológica que Sonia Castedo se sacó de la manga. Ahora es IKEA lo que laalcaldesa pretende usar como señuelo para intentar despistar a los alicantinos.
En cualquier caso, yo voy a partir de algo que tengo bastante claro, Rabassa es la resaca de la borrachera constructora, alimentada básicamente por los empresarios del sector con el apoyo del PP, que Alicante sufrió durante los últimos años, y del enorme despiste del PSPV alicantino. Sólo los socialistas conocen la razón por la cual votaron sí al plan, aunque todos podemos adivinar algunas.
Partiendo de esa base, el Plan Rabassa es una especie de anacronismo que, a estas alturas, deberíamos haber superado aunque algunas propuestas de los empresarios alicantinos nos hagan pensar lo contrario.
El empecinamiento del Ayuntamiento de Alicante en sostener un sector, el inmobiliario, que ocupa a una mayoría de los trabajadores de la provincia y que es la piedra angular sobre la que se sostiene el modelo económico alicantino es, al menos, razonable, pero equivocado.
Alicante no necesita más grandes superficies comerciales y tampoco necesita paños calientes en forma de centros cívicos; la ciudad necesita recuperar el centro urbano, apoyar a los pequeños comerciantes con planes de modernización del sector, dinamizar la oferta comercial y de ocio del casco antigua de la ciudad, y planes serios que conduzcan a diversificar la actividad económica de la que depende.
El Ayuntamiento de Alicante debería reflexionar a este respecto. La recuperación arquitectónica y urbana del centro de la ciudad supone una oportunidad de actividad económica para el gremio de la construcción que, en el medio y largo plazo, abriría nuevas vías económicas en el sector servicios de la ciudad y dignificaría nuestra oferta turística. No cabe, pues, la cerrazón y los grandes proyectos urbanísticos mientras el gran proyecto urbano, la recuperación del centro tradicional, sigue pendiente.
No parece lo más adecuado, desde el punto de vista del pudor en la cosa pública, llevar a cabo la modificación del PGOU de 1984 para aprobar un proyecto urbanístico que, como mínimo, despierta las dudas, los recelos y la oposición de una parte nada desdeñable de la ciudadanía. No nos olvidemos, que en número de votos, los partidos de izquierda fueron los más votados en las últimas elecciones municipales y que la distancia en número de concejales del PP y el PSPV es de 1.
Por su parte, el PSPV debería contar con esto último para revisar, de manera definitiva, su posición sobre el Plan Rabassa y, por otra parte, debería ser capaz de iniciar un debate público sobre el modelo de ciudad que los socialistas imaginan para Alicante. Esto ayudaría a conocer las propuestas del PSPV para la ciudad y a romper con el enorme error que la agrupación alicantina cometió con su apoyo a Rabassa.
De fondo queda la conveniencia o no de que una multinacional del mueble se instale en una provincia de larga tradición en el sector. Mi duda es si es positivo para el sector o no. Por una parte, supone un reto para los fabricantes alicantinos; por otra, puede significar la sentencia de muerte para toda una industria.
La sensación que yo tengo es que ni el Ayuntamiento de Alicante ni el partido de la oposición han hecho ninguna de estas reflexiones. O bien que, si las han hecho, han pasado por encima de ellas por razones de conveniencia y de urgencia política.
El hecho de que las últimas medidas tomadas por lalcaldesa se hayan tramitado por la vía urgente y en el mes de julio le hacen a uno sospechar de que la reflexión y la responsabilidad no forman parte, tampoco, de la manera de hacer de los políticos alicantinos.
Yo, para que se me quite el mal sabor de boca, voy a volver a leer la entrevista de Alicante Vivo al concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante o la preciosa entrevista póstuma a Figueras Pacheco.
Polarizados
Este blog nació con un objetivo, encender algunas luces en Alicante y evitar que las que ya existen se apaguen. ¿Qué queréis que os diga? Ahora, visto en perspectiva, pienso que fui un poco -bastante, más bien- pretencioso o que demostré ser un iluso completo. Es difícil que, escribiendo un blog, uno pueda encender o apagar luces, más si uno lo hace desde Cádiz o desde Sevilla -depende del día. En todo caso, sigo en ello porque, entre otras cosas, me ayuda a ordenar las ideas y también porque no me resigno.
Pero no es esa la cuestión que quiero tratar hoy en el post. La cosa no va de luces, la cosa va de polarización.
Lo que me preocupaba cuando empecé a escribir eran dos cosas fundamentalmente. Por una parte, el estado de degradación en el que se encuentra la ciudad de Alicante; o lo que es lo mismo, me preocupaba la degradación de los barrios, de las calles, de los edificios de Alicante.
Por otra parte, me preocupaba el estado de las cosas a nivel valenciano, las políticas de la Generalitat, el descuido de los servicios públicos, la degradación del paisaje, el urbanismo feroz que todo se lo comió.
Además, y como cuestión colateral, me interesaba pensar y escribir sobre el desprestigio de la política y sobre la situación general de la cosa pública en Alicante y en la Comunitat.
No es que haya dejado de interesarme por ello, pero lo cierto que es que cuando pensaba en la situación en la que se encuentran la Comunitat Valenciana, sus ciudades, los barrios, las calles y las casas, me dejé en el tintero las más de las veces, a las personas, los más importantes.
Desde hace algunos meses me doy cuenta de que la situación de las personas es la más preocupante. En la Comunitat Valenciana, en Alicante los ciudadanos se han polarizado de tal manera que la atmósfera es irrespirable en muchos casos. No tenéis más que leer los comentarios del Diario Información. Prácticamente no hay términos medios. También en este blog, la discusión se ha convertido, en algunos casos, en algo tan agrio que he tenido que borrar comentarios por improcedentes e insultantes.
Así, resulta imcompatible estar en contra de la gestión del President de la Generalitat y ser un buen valenciano; es imposible alabar cualquiera de las decisiones de Sonia Castedo -en su más mínima expresión- y, al mismo tiempo, querer el bien para Alicante; no se puede ser republicano y hombre de bien -reedición de la máxima que no sé si conocéis «valencià i home de bé, no pot ser»-; no cabe la posibilidad de criticar ninguna política del gobierno de España sin subirse a la parra y llamar traidor al Presidente del Gobierno.
Una de las cosas que nos explicaban en la Universidad era que los costes de información eran una de la razones que explicaban la escasa participación política de los ciudadanos. O lo que es lo mismo, saber si un pesticida es o no perjudicial para la salud requería, hasta hace no demasiado tiempo, unos conocimientos de los que sólo los instruídos en la materia disponían.
Internet ha cambiado ese paradigma, el acceso a la información es mucho más sencillo, a sólo una búsqueda en google, de manera que se han reducido a prácticamente cero los costes de información.
En buena lógica, pues, el cambio de modelo de acceso a la información debería habernos traído ciudadanos más informados, mejor posicionados, más conscientes y, por tanto, debería de habernos traído niveles más altos de participación ciudadana y de mayor calidad.
Pero no es así. En contra de lo que pudiera parecer, la información que la mayoría de los ciudadanos manejamos no es más rica, ni más contrastada, ni más imparcial, ni de mejor calidad, sino más sesgada, menos equilibrada, más visceral. De que esto sea así se encargan los partidos políticos, los medios de comunicación, los grupos de opinión, que lanzan sus mensajes al aire para que los respiremos.
Mensajes simplificados, grandes consignas, frases lapidarias, píldoras de información que los ciudadanos ingerimos sin ninguna dificultad y que vomitamos sin el menor problema.
Podéis comprobarlo. Los ciudadanos repetimos consignas en función de los mensajes que, por la mañana, elaboran los partidos políticos y que los medios de comunicación afines se encargan de propagar, con mayor o menor sesgo.
Ayer por la noche, ví cómo TeleMadrid cubría la información sobre la declaración de Francisco Camps ante el juez y os aseguro que la sensación que tuve fue la de una plácida visita del President al juzgado, arropado por los suyos y jaleado por cientos de adeptos.
Todo esto os lo digo porque, después de mucho tiempo escribiendo en este blog, mi principal preocupación ahora es el aborregamiento al que hemos llegado los alicantinos de uno y otro signo, y el maniqueísmo de los comentarios, los pensamientos y las reflexiones de uno y otro bando. La polarización.
Una polarización que, en realidad, sólo contribuye a simplificar la realidad -muy rica, por otra parte- de la ciudad.
Ayer leía entre los comentarios a una noticia una exaltación de las bondades turísticas de la ciudad de Alicante que era respondida con comentarios a favor y en contra de Francisco Camps o el Presidente del Gobierno.
Bien, pues ni Alicante es la perla del Mediterráneo, ni la culpa la tienen sólo Zapatero o Camps.
A ver si nos vamos enterando. La información está en google. Sólo es cuestión de un click.
De piedras, ilusiones y guarderías
Luego me dicen que soy un exagerado, que me quemo mucho con la alcaldesa de Alicante y con el Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, pero lo cierto es que las cosas no andan bien por esta tierra.
No se salva ni Jorge Alarte, ínclito candidato socialista a las elecciones autonómicas. Mirad, mirad, cómo se las gasta también Alarte.
Ayer un comentario me alertó de algo sobre lo que no tenía la menor idea porque no soy padre y, por tanto, no como huevos.
Resulta que una guardería de Alicante, la escuela infantil Gran Vía Aventura, llevaba dos años abierta sin el correspondiente permiso municipal, de manera que la Concejalía de Urbanismo envió una orden para que fuera clausurada inmediatamente. Los padres, claro, reaccionaron para evitarse el trago de tener que buscar un nuevo centro para sus hijos a mitad de curso y solicitaron la mediación de la Alcaldesa que, con sus superpoderes, evitó el cierre.
Sonia Castedo y Enrique Sanus, aunque por una cuestión de identidad supersecreta no debería haberos dado este último dato
Bueno, pues esa es la historia. Pero no creáis que se acaba aquí.
Parece ser que en Alicante existen multitud de guarderías que no alcanzan un nivel suficiente en cuanto a instalaciones, personal, dotaciones, etc. así que el Ayuntamiento, con su alcaldesa al frente, ha decidido hoy comenzar una campaña que durará un mes en la que todas las guarderías de la ciudad serán inspeccionadas para comprobar si, efectivamente, cumplen los mínimos requisitos.
Ante esta situación, las preguntas se le amontonan a uno. No os las pongo todas porque sería un embrollo, pero resumo.
La primera de ellas es ¿cómo es posible que una guardería esté funcionando durante dos años sin permiso municipal en una ciudad de España?
La segunda es si, como parece, existen otras muchas guarderías en Alicante sin el correspondiente permiso municipal ¿a qué está esperando el Ayuntamiento para cerrarlas?
La tercera es, dado que la alcaldesa ha paralizado el expendiente de cierre de esta guardería por la presión de los padres ¿qué le impide paralizar los expendientes de cierre que puedan venir de aquí en adelante? ¿no presionarán los padres a la alcaldesa también en el resto de los casos?
Y, finalmente, ¿cómo es posible que Alicante no cuente con un número suficiente de guarderías públicas de calidad?
Bien, la segunda parte de este post, tiene que ver con el Palacio de Congresos, o Centro de Congresos –para que el Colegio de Médicos no se enfade.
Ayer, durante una entrega de premios en Alicante, el Igualnotant Molt Honorable President de la Generalitat anunció que la primera piedra del Centro de Congresos de la Sangueta se colocará antes de las Hogueras, o lo que es lo mismo justo antes de las Elecciones Europeas, que de eso el Igualnotant Molt Honorable sabe mucho.
Desde aquí suponemos que será después de colocar la última piedra de la Avenida de Dénia que parece que la Generalitat se tomó la cosa con mucha ilusión, pero la ha dejado a medias sine die.
En fin, que Camps dijo que el proyecto del Centro de Congresos le hace una «ilusión bárbara» (sic.) y que es una pieza fundamental para el «concepto de ciudad» (sic.) que el Consell tiene de Alicante. Además, Francisco Camps anunció que se va a hacer un viaje a Boston -suponemos que en avión y no en velero- para negociar que las tres próximas ediciones de la Volvo Ocean Race salgan desde Alicante.
No quiero acabar el post sin recordaros que ayer la alcaldesa de Alicante evitó el cierre de una guardería privada en la ciudad, que existen muchas más que no cumplen los requisitos mínimos que garanticen su actividad, que la proliferación de guarderías privadas es consecuencia de la inexistencia de guarderías públicas, que un 20% de los niños de 3 años de la ciudad se quedarán sin plaza escolar este año, que cientos de niños alicantinos estudian en BARRACONES y que el Centro de Congresos de Alicante costará unos 50 millones de euros.
Sobre la Volvo Ocean Race, hablamos otro día.