Desganado

Mañana por la tarde cojo un avión y me voy a Alicante. Estaré allí hasta el lunes. Y tengo unas ganas locas.

Desde Semana Santa que no había puesto el pie en la terreta, así que llevo un par de semanas contando las horas para llegar a El Altet. Por mucho tiempo que pase, y ya han pasado más de diez años, sigo echando de menos Alicante como el día en que me fui.

¿Qué queréis? soy alicantino y, como buen alicantino, soy un pesado trayendo a la memoria las bondades de la terreta, de la luz del sol, del cielo azul, de las palmeras y de la horchata de almendra. La millor terreta del món, ¿qué más os voy a decir?

Sin embargo, las ganas locas de llegar conviven desde hace algunas semanas con una desafección que nunca había experimentado. No tengo ganas de escribir sobre nada en el blog, me da miedo que cualquier crítica o cualquier comentario se convierta en un ataque. No me preocupa por mí -ya me he curado de espantos- me preocupa por el ambiente cargado y por el tufillo a bocadillo de tortilla que se está levantando en la ciudad.

Ya he hablado de ello en un par de ocasiones, pero es que la cosa va a más. 

Ser alicantino y ser crítico parece  un oxímoron. No cabe la posibilidad de hablar de nada sin que un guirigai de voces la tomen con uno. Ni aunque uno evite polemizar. No sirve, el frentismo se ha instalado en muchos alicantinos.

Si alguien entiende que es necesario racionalizar las Hogueras y acotar la fiesta de alguna forma para evitar molestias excesivas a los ciudadanos, antialicantino. Si alguien entiende que cabe el recuerdo a las víctimas alicantinas de la Guerra Civil, antialicantino. Si alguien cree que el estado en el que se encuentran algunas zonas de la ciudad no es propio de un destino que pretende ser turístico, antialicantino. Si alguien considera que los silos en el puerto no son una buena idea, antialicantino. Si se está en contra del pelotazo urbanístico de Rabassa, antialicantino. Si alguien opina algo que se salga de la mediocridad instalada en los responsables públicos de la ciudad, antialicantino.

Así el ambiente es irrespirable.

Veréis, desde la distancia me preocupa la ciudad y me preocupan sus ciudadanos. No es mi problema, ¿a mí qué más me da? Si yo, como mucho, paso allí tres semanas al año.

Podría ir y tirarme al sol en el Cabo de las Huertas, tomarme una copa en el barrio y volverme a casa sin remordimientos. Pero no es así. La ciudad me preocupa porque conozco otros lugares y he llegado a la conclusión de que Alicante necesita más, y necesita ser mejor.

Así que aspiro a que Alicante sea una ciudad más ordenada, menos caótica, más limpia, más razonable, más respetuosa con sus ciudadanos, más cívica. ¿Significa eso que quiero que Alicante sea menos Alicante? No, significa que quiero sentirme cada día más orgulloso de mi ciudad.

Pero no encuentro eso, encuentro una ciudad degradada en muchos aspectos, desordenada, sucia en muchas zonas, olvidadiza, descuidada. Sé que alguien dirá que exagero, pero yo creo que no. Cerrar los ojos a la realidad no es la mejor forma de transformarla.

Quizá Alicante y los alicantinos no quieren ser transformados. Pero negar la legitimidad a los que creemos que es posible una ciudad mejor no parece una buena manera de facilitar la convivencia.

Se trata, pues, de encontrar un término medio.

Hace unas semanas estuve en Málaga y ni os imagináis cuántas cosas en común tienen ambas ciudades. La diferencia es que Málaga ha encontrado un proyecto de futuro, una apuesta para crecer, mejorar y transformarse en algo más que una ciudad turística y de servicios.

Pero Alicante no ha hecho ese camino. Y, tal como yo lo veo, es urgente que lo haga. De otra manera, tendré que quedarme en la melancolía de lo que pudo ser y no fue. Y no es mi estilo.

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A ver si vosotros lo entendéis

Hoy es lunes de resaca postelectoral. No cabe duda, el PP ha ganado las elecciones europeas y, en lo que a nosotros nos afecta, en la Comunidad Valenciana, Camps se ha dado un baño de votos que, personalmente, no me esperaba.

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Foto: EL PAÍS

Más bien creía que, ante la duda que genera la imputación de Camps en un caso de corrupción y las sombras de sospecha que recaen sobre los métodos de gobierno de la Generalitat, los valencianos votarían de otra manera. No es que esperara una derrota del PP valenciano, pero sí un cierto voto de castigo que, por otro lado, veía como lo más lógico del mundo.

Una cosa es que los alicantinos votaran Alperi sistemáticamente a pesar de todo, y otra cosa es que los valencianos hicieran lo propio. Pero sí, los valencianos han dado a Francisco Camps una satisfacción y le permiten dar por buena la «doctrina Fabra» según la cual los resultados electorales son más bien referenda electorales a falta de decisiones judiciales.

Está visto que no entiendo a los valencianos porque, lejos de perder votos, el PP ha aumentado su ventaja respecto al PSPV y ha ganado en todas las grandes ciudades del Comunitat Valenciana excepto en Alcoi. Así pues, los votantes del PP se han movilizado y han cerrado filas a la espera de la decisión última del TSJCV.

Ante esta circunstancia mi pregunta es si los valencianos seguirán manteniendo la fe ciega que demuestran si Camps fuera finalmente acusado de un delito de prevaricación, o algún otro de los imputados fuera declarado culpable de un delito de malversación. Me temo que sí. Y eso abre un escenario muy diferente al que ahora tenemos.

Por su parte, Jorge Alarte, ínclito Secretario General de los socialistas valencianos debe de estar ahora mismo en su casa pensando si se pone una corbata roja o azul, la decisión más importante que tomará hoy. Ya ha superado con creces los cien días al frente de la Secretaría General, pero creo que su nombre y su cara son sólo familiares para algunos de los vecinos de su bloque, el quiosquero y la panadera, así que para qué darle más vueltas.

Con la que ha caído los últimos dos meses, Alarte ha sido un hombre desubicado que ha cedido el protagonismo al Portavoz del Grupo Socialista en Les Corts, Ángel Luna, no sé si por incapacidad para armar un discurso de oposición o porque, en lugar de ser el líder de los socialistas valencianos, es un monigote de trapo que controla Leire Pajín -de Raticulín vendrán trece millones de naves- desde la calle Ferraz.

Es posible que el liderazgo de Jorge Alarte al frente del PSPV -controlado o no desde Ferraz- no sirva de nada a estas alturas, que el papel del PSPV en la política valenciana sea el de un segundón para los restos a la espera de un tiempo mejor en el que el socialismo valenciano sea capaz de hacer ver a los ciudadanos que otras políticas públicas son posibles.

Yo sé que esto eran unas elecciones europeas y que, en el fondo, ni Camps, ni Rajoy, ni Zapatero se jugaban gran cosa salvo desastre. Porque, no nos engañemos, las europeas se votan en clave interna, pero si la cosa va mal se saca la carta de los pueblos de Europa y el bien común, y santas pascuas. Las europeas son como la Supercopa, si se ganan uno es el mejor, si se pierde el trofeo no es importante.

Pero, insisto, que con la que está cayendo ni Alarte ni el PSPV hayan sido capaces de conseguir que los valencianos voten en clave valenciana afinada a la izquierda da una medida bastante acertada de los problemas que, a pesar de todo, sigue arrastrando el socialismo valenciano.

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Polarizados

Este blog nació con un objetivo, encender algunas luces en Alicante y evitar que las que ya existen se apaguen. ¿Qué queréis que os diga? Ahora, visto en perspectiva, pienso que fui un poco -bastante, más bien- pretencioso o que demostré ser un iluso completo. Es difícil que, escribiendo un blog, uno pueda encender o apagar luces, más si uno lo hace desde Cádiz o desde Sevilla -depende del día. En todo caso, sigo en ello porque, entre otras cosas, me ayuda a ordenar las ideas y también porque no me resigno.

Pero no es esa la cuestión que quiero tratar hoy en el post. La cosa no va de luces, la cosa va de polarización.

Lo que me preocupaba cuando empecé a escribir eran dos cosas fundamentalmente. Por una parte, el estado de degradación en el que se encuentra la ciudad de Alicante; o lo que es lo mismo, me preocupaba la degradación de los barrios, de las calles, de los edificios de Alicante.

Por otra parte, me preocupaba el estado de las cosas a nivel valenciano, las políticas de la Generalitat, el descuido de los servicios públicos, la degradación del paisaje, el urbanismo feroz que todo se lo comió.

Además, y como cuestión colateral, me interesaba pensar y escribir sobre el desprestigio de la política y sobre la situación general de la cosa pública en Alicante y en la Comunitat.

No es que haya dejado de interesarme por ello, pero lo cierto que es que cuando pensaba en la situación en la que se encuentran la Comunitat Valenciana, sus ciudades, los barrios, las calles y las casas, me dejé en el tintero las más de las veces, a las personas, los más importantes.

Desde hace algunos meses me doy cuenta de que la situación de las personas es la más preocupante. En la Comunitat Valenciana, en Alicante los ciudadanos se han polarizado de tal manera que la atmósfera es irrespirable en muchos casos. No tenéis más que leer los comentarios del Diario Información. Prácticamente no hay términos medios. También en este blog, la discusión se ha convertido, en algunos casos, en algo tan agrio que he tenido que borrar comentarios por improcedentes e insultantes.

Así, resulta imcompatible estar en contra de la gestión del President de la Generalitat y ser un buen valenciano; es imposible alabar cualquiera de las decisiones de Sonia Castedo -en su más mínima expresión- y, al mismo tiempo, querer el bien para Alicante; no se puede ser republicano y hombre de bien -reedición de la máxima que no sé si conocéis «valencià i home de bé, no pot ser»-; no cabe la posibilidad de criticar ninguna política del gobierno de España sin subirse a la parra y llamar traidor al Presidente del Gobierno.

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Una de las cosas que nos explicaban en la Universidad era que los costes de información eran una de la razones que explicaban la escasa participación política de los ciudadanos. O lo que es lo mismo, saber si un pesticida es o no perjudicial para la salud requería, hasta hace no demasiado tiempo, unos conocimientos de los que sólo los instruídos en la materia disponían.

Internet ha cambiado ese paradigma, el acceso a la información es mucho más sencillo, a sólo una búsqueda en google, de manera que se han reducido a prácticamente cero los costes de información.

En buena lógica, pues, el cambio de modelo de acceso a la información debería habernos traído ciudadanos más informados, mejor posicionados, más conscientes y, por tanto, debería de habernos traído niveles más altos de participación ciudadana y de mayor calidad.

Pero no es así. En contra de lo que pudiera parecer, la información que la mayoría de los ciudadanos manejamos no es más rica, ni más contrastada, ni más imparcial, ni de mejor calidad, sino más sesgada, menos equilibrada, más visceral. De que esto sea así se encargan los partidos políticos, los medios de comunicación, los grupos de opinión, que lanzan sus mensajes al aire para que los respiremos.

Mensajes simplificados, grandes consignas, frases lapidarias, píldoras de información que los ciudadanos ingerimos sin ninguna dificultad y que vomitamos sin el menor problema.

Podéis comprobarlo. Los ciudadanos repetimos consignas en función de los mensajes que, por la mañana, elaboran los partidos políticos  y que los medios de comunicación afines se encargan de propagar, con mayor o menor sesgo.

Ayer por la noche, ví cómo TeleMadrid cubría la información sobre la declaración de Francisco Camps ante el juez y os aseguro que la sensación que tuve fue la de una plácida visita del President al juzgado, arropado por los suyos y jaleado por cientos de adeptos.

Todo esto os lo digo porque, después de mucho tiempo escribiendo en este blog, mi principal preocupación ahora es el aborregamiento al que hemos llegado los alicantinos de uno y otro signo, y el maniqueísmo de los comentarios, los pensamientos y las reflexiones de uno y otro bando. La polarización.

Una polarización que, en realidad, sólo contribuye a simplificar la realidad -muy rica, por otra parte- de la ciudad.

Ayer leía entre los comentarios a una noticia una exaltación de las bondades turísticas de la ciudad de Alicante que era respondida con comentarios a favor y en contra de Francisco Camps o el Presidente del Gobierno.

Bien, pues ni Alicante es la perla del Mediterráneo, ni la culpa la tienen sólo Zapatero o Camps.

A ver si nos vamos enterando. La información está en google. Sólo es cuestión de un click.

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De piedras, ilusiones y guarderías

Luego me dicen que soy un exagerado, que me quemo mucho con la alcaldesa de Alicante y con el Molt Honorable President de la Generalitat Valenciana, pero lo cierto es que las cosas no andan bien por esta tierra.

No se salva ni Jorge Alarte, ínclito candidato socialista a las elecciones autonómicas. Mirad, mirad, cómo se las gasta también Alarte.

Ayer un comentario me alertó de algo sobre lo que no tenía la menor idea porque no soy padre y, por tanto, no como huevos.

Resulta que una guardería de Alicante, la escuela infantil Gran Vía Aventura, llevaba dos años abierta sin el correspondiente permiso municipal, de manera que la Concejalía de Urbanismo envió una orden para que fuera clausurada inmediatamente. Los padres, claro, reaccionaron para evitarse el trago de tener que buscar un nuevo centro para sus hijos a mitad de curso y solicitaron la mediación de la Alcaldesa que, con sus superpoderes, evitó el cierre.

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Sonia Castedo y Enrique Sanus, aunque por una cuestión de identidad supersecreta no debería haberos dado este último dato

Bueno, pues esa es la historia. Pero no creáis que se acaba aquí.

Parece ser que en Alicante existen multitud de guarderías que no alcanzan un nivel suficiente en cuanto a instalaciones, personal, dotaciones, etc. así que el Ayuntamiento, con su alcaldesa al frente, ha decidido hoy comenzar una campaña que durará un mes en la que todas las guarderías de la ciudad serán inspeccionadas para comprobar si, efectivamente, cumplen los mínimos requisitos.

Ante esta situación, las preguntas se le amontonan a uno. No os las pongo todas porque sería un embrollo, pero resumo.

La primera de ellas es ¿cómo es posible que una guardería esté funcionando durante dos años sin permiso municipal en una ciudad de España?

La segunda es si, como parece, existen otras muchas guarderías en Alicante sin el correspondiente permiso municipal ¿a qué está esperando el Ayuntamiento para cerrarlas?

La tercera es, dado que la alcaldesa ha paralizado el expendiente de cierre de esta guardería por la presión de los padres ¿qué le impide paralizar los expendientes de cierre que puedan venir de aquí en adelante? ¿no presionarán los padres a la alcaldesa también en el resto de los casos?

Y, finalmente, ¿cómo es posible que Alicante no cuente con un número suficiente de guarderías públicas de calidad?

Bien, la segunda parte de este post, tiene que ver con el Palacio de Congresos, o Centro de Congresos –para que el Colegio de Médicos no se enfade.

Ayer, durante una entrega de premios en Alicante, el Igualnotant Molt Honorable President de la Generalitat anunció que la primera piedra del Centro de Congresos de la Sangueta se colocará antes de las Hogueras, o lo que es lo mismo justo antes de las Elecciones Europeas, que de eso el Igualnotant Molt Honorable sabe mucho.

Desde aquí suponemos que será después de colocar la última piedra de la Avenida de Dénia que parece que la Generalitat se tomó la cosa con mucha ilusión, pero la ha dejado a medias sine die.

En fin, que Camps dijo que el proyecto del Centro de Congresos le hace una «ilusión bárbara» (sic.) y que es una pieza fundamental para el «concepto de ciudad» (sic.) que el Consell tiene de Alicante. Además, Francisco Camps anunció que se va a hacer un viaje a Boston -suponemos que en avión y no en velero- para negociar que las tres próximas ediciones de la Volvo Ocean Race salgan desde Alicante.

No quiero acabar el post sin recordaros que ayer la alcaldesa de Alicante evitó el cierre de una guardería privada en la ciudad, que existen muchas más que no cumplen los requisitos mínimos que garanticen su actividad, que la proliferación de guarderías privadas es consecuencia de la inexistencia de guarderías públicas, que un 20% de los niños de 3 años de la ciudad se quedarán sin plaza escolar este año, que cientos de niños alicantinos estudian en BARRACONES y que el Centro de Congresos de Alicante costará unos 50 millones de euros.

Sobre la Volvo Ocean Race, hablamos otro día.

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Altura de miras

Esta vez voy a jugar con los comentarios a una noticia de INFORMACIÓN, que hoy dan para algo.

Veréis, ayer INFORMACIÓN publicó la noticia de que la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Alicante rechazaba una propuesta del Ministerio de Cultura para reformar el edificio de la Biblioteca de la Generalitat de Juan Bautista Lafora, en el Paseíto de Ramiro, y convertirla en una biblioteca moderna que dependa del Ministerio de Cultura.

La razón central del rechazo era el hecho de que el proyecto de Cultura planteaba una reforma del inmueble con incremento de altura incluído, algo que ni la LUV ni el Plan Especial del Casco Antiguo permiten. La respuesta de la Gerencia era rotunda, el proyecto es inadmisible.

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Los comentarios en INFORMACIÓN no se hicieron esperar. Los politizados se quejaban de que el Ayuntamiento de Alicante bloqueaba un proyecto de Zapatero; los no politizados planteaban soluciones.

Una de ellas, el derribo definitivo del esperpento de edificio de la Biblioteca y el aprovechamiento de otro inmueble de la ciudad -por ejemplo, la Fábrica de Tabacos- para el alojamiento de la nueva Biblioteca.

Pero, fíjate tú, hoy el mismo diario publica que lalcaldesa, como siempre en contra del criterio de los técnicos, es menos reacia al cambio del Plan Especial del Casco Antiguo, y a permitir el incremento de alturas de la biblioteca.

Imagino que lalcaldesa ha visto clara la oportunidad de realizar una modificación en el Plan Especial que permita al ayuntamiento ampliar la edificabilidad en altura y modificar, con la excusa de la Biblioteca, la ley pasándose lo razonable por el arco del triunfo.

Los comentarios, de nuevo, no se han hecho esperar. Son muchos los que piden que el edificio de la Biblioteca de la Generalitat desaparezca de Juan Bautista Lafora, se amplie el Paseíto de Ramiro y se permita, así, una mejor visión del Castillo desde el Postiguet.

Yo estoy entre ellos y entre los que abogan por trasladar el uso del inmueble a otro edificio de la ciudad, la Fábrica de Tabacos no me parece una mala opción, aunque también aprovecharía las obras en La Sangueta para proyectar una nueva biblioteca que garantice el uso social del nuevo espacio que se creará con el Centro de Congresos.

Y vosotros, ¿qué pensáis?

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They hold their own penis using a sheet of smoking paper

Hace poco tiempo que entiendo el significado de esta expresión. La había oído mil veces pero, la verdad, no tenía ni la menor idea de qué significaba.

Se la coge con papel de fumar.

Pues ya lo empiezo a entender.

Me había prometido a mí mismo no hablar ni del Bigotes, ni de La Núcia, ni de nada de eso porque es que el tema es de aburrimiento y no descubre absolutamente nada nuevo.

¿O es que no sabíamos todos que el Consell, el PP valenciano, los ayuntamientos de esta tierra y, en general, la clase política valenciana tienen en los genes -aprovecho para remitiros al post de Ricardo sobre Darwin- una tendencia enfermiza al tejemaneje?

Pero como la actualidad es la que manda, pues a su dictado me pliego.

Si ya lo decía yo que Mariano Rajoy no hacía bien en relacionarse tanto con Francisco Camps; si ya decía yo que de la amistad con Paquito -que creo que así lo llaman sus colegas- no podía salir nada bueno.

¿Te lo dije, Mariano? ¿o no te lo dije?

Os resumo la cosa para que nos hagamos todos una idea, aunque en este blog lo tenéis todo muy bien explicado.

Todo empezó la semana pasada. 

Baltasar Garzón iniciaba una investigación para esclarecer una supuesta trama de corrupción en la que estaban implicados los gerentes de una empresa de organización de eventos. Las ramificaciones: Madrid, Cádiz Marbella y la Comunitat.

La empresa en cuestión, Special Events, aunque algunas otras -Pasadena Viajes, Technology Consulting Management, Easy Concept y Servimadrid- también forman parte, aparentemente, de la trama.

Poco a poco hemos ido sabiendo que Special Events y la sucursal valenciana Orange Market -el nombre dice mucho- fueron los organizadores de varios saraos del Partido Popular y afines, aquí y allá. Por ejemplo:

– El mítin final de Rajoy en València.

– El congreso del PP en València.

– Las campañas electorales de Francisco Camps.

– El stand de la Conselleria de Turisme en Fitur.

– Los premios Luis del Olmo de periodismo, en La Núcia.

– La cabalgata de la Volvo Ocean Race.

– La copa América.

– Las manifestaciones del Trasvase del Ebro.

Y que el principal acusado, Francisco Correa, fue testigo de la boda de la hija de Aznar, por su amistad con Alejandro Agag -que, me váis a perdonar, pero tiene nombre de empresa de Aguas-, aunque sea dicho que Anita Aznar y Alejandro Agag –¿Anijandro Azgag o Alejanita Agnar?– tuvieron 25 testigos en su boda.

O lo que es lo mismo, qué nivel, Maribel.

A lo que vamos. La relación entre todas estas empresas y el PP comenzó en la época de Aznar. Pero, como todo lo malo se pega, se mantuvo después en algunos ayuntamientos y comunidades autónomas gobernadas por los populares. Entre ellas Galicia y, como no podía ser de otra manera, la Comunitat Valenciana, capisci?

Mariano Rajoy partió peras con Correa hace ya un tiempo, pero la cosa continuó con fuerza allí donde la corrupción encuentra el suficiente estiércol como para prosperar. Véase, Madrid y la Comunitat.

La joya de la corona del desmadre valenciano -aún queda mucho por ver- es el intento de compra por parte de Francisco González de un PAI de La Núcia, el PAI Pie de Monte.

Y así se las gastan los miembros del Consell en Les Corts.

Si me decís que la cosa no es para aburrise…

Ah, por cierto, confirmado, en Información no publican nunca mis comentarios.

Buen fin de semana.

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Macarrufos

Después de macarra y macarras, llega la esperadísima Macarrufos.

Como si de una pelea en el patio del colegio se tratara, ayer en el Pleno del Ayuntamiento de Alicante se pudo oir la siguiente frase de boca de lalcaldesa:

«todos tenemos derecho a equivocarnos alguna vez y usted también, pero aprenda a no reirse de los demás no sea que un día nos riamos todos de usted».

Esta declaración de principios la hizo Sonia Castedo a propósito de las críticas de la oposición a la concejala de Deportes, Isabel Fernández, por el cierre de las instalaciones deportivas de la ciudad durante las pasadas navidades.

Si no fuera porque el Patronato Municipal de Deportes tiene otros problemas más importantes, hasta me preocuparía.

Por cierto, que del AVE y del Palacio de Congresos, no se sabe nada.

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Entrevista a Sonia Castedo

Como seguramente sabréis -creo que he empezado doscientos posts con esta frase-, ayer Sonia Castedo estuvo en Información respondiendo a las preguntas de los lectores. Lo que se llama una entrevista digital.

La cosa empezó a las cinco de la tarde y, según parece, hasta la pregunta número 11 quien escribía las respuestas a las preguntas formuladas no era lalcadesa, sino al encargado de márketing de informacion.es -cuyo nombre no ha trascendido. La razón es que a Sonia Castedo no le hizo mucha gracia que le preguntaran si es verdad que no sabe usar un ordenador, de manera que, tocada en su orgullo, se sentó ante el teclado y prosiguió durante las 4 horas y media restantes.

Sea dicho que, desde la pregunta 11 el nivel de la redacción y la ortografía cae en picado, pero achaquémoslo al cansancio y a la necesidad de responder cuantas más preguntas mejor. Es comprensible.

En todo caso, si no habéis leído la entrevista pensaréis:

«¿Cuatro horas y media?, debe de haber hablado de lo humano y lo divino; por fin voy a conocer los planes del ayuntamiento, por fin podré leer las palabras de la Alcaldesa defendiéndose de todo aquello que no está bien pero que ella quiere mejorar»

Y todas esas cosas.

Pero no.

Ejemplos de pregunta y respuesta:

17. Hola ¿qué tal le cae Etelvina Andreu?

» ¿quien?

28. cuantos años tienes

» 38

30. Sra. Alcaldesa, está vd. muy bien, liga mucho?

» No,nada.Esa época ya la pase

98. por curiosidad, ¿cuantos mensajes te salen a la vez?

» En bloques de 20 cada minuto,aproximadamente

108. Está escribiendo usted en el teclado?

» si

114. Jo,que la alcaldesaa este paso no podrá ni dar un beso a su hija antes de irse a dormir.Ya vale.No seaís plomos.

» ¡¡¡El director acaba de pedir montaditos!!!! ¡¡¡Gracias,os quiero!!!!!

Y esta que me encanta:

63. ¿Es cierto que la mayoría de alicantinos es es más tonta que la media?

» ¿Vive usted en alicante?

Yo muy bien no entiendo la respuesta a esta pregunta. No sé si está llamando tonto al lector y por eso le pregunta si es de Alicante; si se sorprende de que no conozca la respuesta siendo de Alicante; si ella cree que los alicantinos no son más tontos que la media -o que como mínimo son tan tontos como la media-; si cree que los alicantinos no son tontos. En fin, no me quedó clara la respuesta.

Luego, también hay ejemplos de lo que no se debe decir en una entrevista digital porque será lo que será, pero esto es demasiado y no es de recibo:

42. Sra. Alcaldesa: ¿porque cada vez que le veo la cara me dan ganas de vomitar? (sic)

O todos los alicantinos viven en Alicante, o yo no entiendo nada. Pocas preguntas incómodas, como si la ciudad fuera un oasis de tranquilidad.

En la entrevista, los preguntadores se dedicaron a dar cera a la Alcaldesa y a hacer preguntas sorprendentes relativas, por ejemplo, a la cabalgata de Reyes -dos preguntas conté yo de un total de 172-, la iluminación de la explanada, o los montaditos que se estaba comiendo lalcaldesa -cinco o seis, no montaditos, sino preguntas.

Que si qué guapa eres; que si eres la alcaldesa más guapa de España -insisto, no es guapa, es rubia; que si soy el presidente de la AAVV de no sé dónde y a ver si te pasas a vernos, guapa que eres muy guapa; que si qué magnífica alcaldesa.

Me quedo con estas frases:

Es más fácil verme paseando por esta ciudad que encontrarme en el despacho.

Como os podéis imaginar, yo envié a Información del orden de 25 preguntas. Sólo una fue elegida por Sonia Castedo, la siguiente:

54. Señora Alcaldesa, después de 10 años de retrasos, ¿cree de verdad que todos somos responsables del fiasco del colegio de Benalúa?

» Todos los que tenemos responsabilidad politica si

Pero vamos a lo que vamos, la entrevista en sí. Como duró cinco horas, sólo os voy a dar unos cuantos titulares y ya os la leéis vosotros.

A destacar:

– Sonia Castedo no sabe cuánto dinero ha invertido el Gobierno en los últimos cuatro años en Alicante. Sería bueno que lo averiguara.

– Sonia Castedo tiene menos ideas sobre el futuro del Ideal que el común de los mortales. Véase este post.

– A Sonia Castedo le parece que la gestión del Patronato Municipal de Deportes es magnífica. Aunque cierre en Navidad porque es fiesta.

– El nefasto servicio de Autobuses de Alicante no cambiará, por lo menos, hasta 2016.

– A la Alcaldesa, que la Banda de Música se convierta en una Orquesta Sinfónica no le parece buena idea, porque es muy caro.

– Los problemas de la Policía Local no son problemas que tratar públicamente. Malo.

Hubo muchas preguntas sobre urbanismo pero sobre cuestiones demasiado concretas como para hacerse una idea de lo que lalcaldesa piensa. Sólo tres o cuatro sobre el PGOU -dos sobre las palomas-, y muy poca chicha.

Da la impresión de que, por un lado, Sonia Castedo seleccionó muy bien las preguntas que quería contestar. Por otro lado, además, da la sensación de que lalcaldesa no tiene un proyecto para Alicante, sino que funciona por impulsos.

De todas formas, lo que menos me gustó de la entrevista fue el tono chulesco de Sonia Castedo al responder a algunas preguntas.

Finalmente, os dejo esta cita para que reflexionéis y os la apliquéis:

Solo me gustaria pediros una cosa, sobre todo a los que no opineis como yo o tengais ideas politicas diferentes. No me juzgueis sin conocerme, creo que no seria justo, juzgarme por lo que haga. Pero ante todo, gracias y besos.

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