Somos muchos, nos arrastramos por la sombra, conspiramos entre crítica y crítica, somos los antialicantinos, hombres y mujeres cuyo único propósito en la vida es destruir Alicante.
Aquí os paso un artículo de EL PAÍS, firmado por un antialicantino, José Ramón Giner, a propósito del Plan Horizonte 2020 de la Cámara de Comercio de Alicante, del que hablamos hace unos días. Que lo disfrutéis, antialicantinos.
Muy probablemente, el pobre moderador de los comentarios de INFORMACIÓN debe de estar hasta los mismísimos de uno que firma como somfillsdelpoble -un servidor-, de los blogs sobre Alicante, de la «resistance» a los blogs de Alicante, de conversaciones sobre masones, sindicalistas, sociolistos, pperos, fachas, progres, free-tangas, etc.
Ya me lo imagino llegando a casa cada noche, quitándose la americana y sentándose en el sofá.
– ¿Qué tal el día, cariño?
– Pues, como siempre, los pesados de los comentaristas del INFORMACIÓN, con sus filias y sus fobias, sus comentarios sobre nada, y Alicante empantanada.
Vaya ciudad, podría pensar uno, que se alegra de que construyan un IKEA en un paraje que tendría que tener protección ambiental especial, pero que se tira de los pelos porque el Ministerio de Asuntos Exteriores decide rehabilitar un edificio emblemático de la ciudad -la Estación de Benalúa- e instalar allí la sede de una iniciativa como la Casa del Mediterráneo, tan beneficiosa para una ciudad como Alicante, tan huérfana de un debate sosegado sobre cualquier cuestión.
Así que, si los mismos ciudadanos ni siquieran se plantean que la calidad de vida en Alicante es algo mejorable, ¿qué discusión queda? ¿cuál es la perspectiva de futuro de la ciudad?
El pobre moderador cena, se ducha, se pone el pijama y se acuesta a dormir. Esa noche sueña que al día siguiente, los comentaristas del Diario INFORMACIÓN discuten sobre los contenidos que debería albergar la Casa del Mediterráneo, sobre la mejor manera de otorgar protección a las lagunas de Rabassa, sobre el mejor uso para el Tossal, sobre las formas de mejorar la calidad de vida en Alicante y sobre la mejor manera de que Alicante se convierta en un lugar más habitable.
Empiezo una nueva serie, la de los artículos de opinión escritos por gentes como yo, antialicantinos.
El primero de la serie es un artículo publicado hoy en EL PAÍS con el título «Alicante tiene un plan«.
Me gustaría comentarlo, pero ando escaso de tiempo, tengo que darme una vuelta por los bajos fondos de Barcelona, Sevilla o alguna otra ciudad que haya conseguido mejores números en el reparto de la financiación autonómica, para falsificar mi libro de familia, mi DNI y mi carnet del Hércules. El objetivo es que, por fin, en el Información se crean que soy alicantino.
Si ya lo decía yo que Santa Faz está demasiado cerca de San Juan.
Ay, qué dura es la vida del antialicantino. Que lo disfrutéis.