Vacaciones de verano

Vacaciones!

Desde hoy hasta el 1 de septiembre, estaré de vacaciones. Que el verano os sea propicio, que os pongáis muy morenitos -cuidado con el sol-, que disfrutéis, seáis felices y aprovechéis para descansar en la playa, la montaña o el llano.

Nos las merecemos, así que vamos a disfrutar de ellas.  Nos veremos en septiembre si no es antes.

Vacaciones, por fin!

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IDEA IKEA

Como seguramente sabréis, el Ayuntamiento de Alicante ha llegado a un acuerdo con IKEA para que la multinacional abra un centro en la ciudad. El proyecto, según explica INFORMACIÓN, consistiría en ubicar la tienda de IKEA en un nuevo centro comercial que estaría situado dentro del Plan Rabassa.

La respuesta de los comerciantes del centrode Alicante ha sido rotunda: si la apertura de una tienda IKEA en Alicante significa la construcción de un nuevo centro comercial, el pequeño comercio hará todo lo posible para evitarla.

Se da la circunstancia de que sólo un día antes, el presidente del Colectivo de Comerciantes por Alicante, había celebrado la apertura de la tienda IKEA.

Por su parte, el Ayuntamiento ha bautizado el nuevo centro comercial con el eufemísitco nombre de centro cívico y planea la modificación del Plan General de Ordenación Urbana -el antiguo, no la eterna promesa en la que se ha convertido el nuevo PGOU- para dar cabida a este nuevo centro comercial en el Plan Rabassa. Mi impresión, antes de nada, es que el Ayuntamiento no sabe ya cómo marear la perdiz con el tema Rabassa. Primero fue la ciudad ecológica que Sonia Castedo se sacó de la manga. Ahora es IKEA lo que laalcaldesa pretende usar como señuelo para intentar despistar a los alicantinos.

En cualquier caso, yo voy a partir de algo que tengo bastante claro, Rabassa es la resaca de la borrachera constructora, alimentada básicamente por los empresarios del sector con el apoyo del PP, que Alicante sufrió durante los últimos años, y del enorme despiste del PSPV alicantino. Sólo los socialistas conocen la razón por la cual votaron sí al plan, aunque todos podemos adivinar algunas.

Partiendo de esa base, el Plan Rabassa es una especie de anacronismo que, a estas alturas, deberíamos haber superado aunque algunas propuestas de los empresarios alicantinos nos hagan pensar lo contrario.

El empecinamiento del Ayuntamiento de Alicante en sostener un sector, el inmobiliario, que ocupa a una mayoría de los trabajadores de la provincia y que es la piedra angular sobre la que se sostiene el modelo económico alicantino es, al menos, razonable, pero equivocado.

Alicante no necesita más grandes superficies comerciales y tampoco necesita paños calientes en forma de centros cívicos; la ciudad necesita recuperar el centro urbano, apoyar a los pequeños comerciantes con planes de modernización del sector, dinamizar la oferta comercial y de ocio del casco antigua de la ciudad, y planes serios que conduzcan a diversificar la actividad económica de la que depende.

El Ayuntamiento de Alicante debería reflexionar a este respecto. La recuperación arquitectónica y urbana del centro de la ciudad supone una oportunidad de actividad económica para el gremio de la construcción que, en el medio y largo plazo, abriría nuevas vías económicas en el sector servicios de la ciudad y dignificaría nuestra oferta turística. No cabe, pues, la cerrazón y los grandes proyectos urbanísticos mientras el gran proyecto urbano, la recuperación del centro tradicional, sigue pendiente.

No parece lo más adecuado, desde el punto de vista del pudor en la cosa pública, llevar a cabo la modificación del PGOU de 1984 para aprobar un proyecto urbanístico que, como mínimo, despierta las dudas, los recelos y la oposición de una parte nada desdeñable de la ciudadanía. No nos olvidemos, que en número de votos, los partidos de izquierda fueron los más votados en las últimas elecciones municipales y que la distancia en número de concejales del PP y el PSPV es de 1.

Por su parte, el PSPV debería contar con esto último para revisar, de manera definitiva, su posición sobre el Plan Rabassa y, por otra parte, debería ser capaz de iniciar un debate público sobre el modelo de ciudad que los socialistas imaginan para Alicante. Esto ayudaría a conocer las propuestas del PSPV para la ciudad y a romper con el enorme error que la agrupación alicantina cometió con su apoyo a Rabassa.

De fondo queda la conveniencia o no de que una multinacional del mueble se instale en una provincia de larga tradición en el sector. Mi duda es si es positivo para el sector o no. Por una parte, supone un reto para los fabricantes alicantinos; por otra, puede significar la sentencia de muerte para toda una industria.

La sensación que yo tengo es que ni el Ayuntamiento de Alicante ni el partido de la oposición han hecho ninguna de estas reflexiones. O bien que, si las han hecho, han pasado por encima de ellas por razones de conveniencia y de urgencia política.

El hecho de que las últimas medidas tomadas por lalcaldesa se hayan tramitado por la vía urgente y en el mes de julio le hacen a uno sospechar de que la reflexión y la responsabilidad no forman parte, tampoco, de la manera de hacer de los políticos alicantinos. 

Yo, para que se me quite el mal sabor de boca, voy a volver a leer la entrevista de Alicante Vivo al concejal de Cultura del Ayuntamiento de Alicante o la preciosa entrevista póstuma a Figueras Pacheco.

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La Estampida

No sé si conocéis el Instituto de Neurociencias de Alicante (INA). Está al lado del Hospital de San Juan y es seguramente el mejor sitio de España donde se estudia el sistema nervioso. Pero sólo de momento…

Resulta que en Madrid hay otro muy buen Instituto, llamado Cajal, que se ha quedado pequeño de espacio, y está planeado trasladarlo a Alcalá de Henares en unos 5 años. Si no conocéis Alcalá, os recomiendo una visita porque es una ciudad preciosa, abarrotada de cultura.

Digo todo esto, porque el Cajal de Madrid, al ser ya un gran centro, y al trasladarse a una ubicación tan atractiva y transformarse en un amplio edificio, va a producir, en mi opinión, una pequeña estampida de científicos de Alicante. Creo que esto va a ser así, porque últimamente he hablado con bastantes científicos del INA, y todos ellos coincidían en lo mismo: Alicante está hecha polvo gracias a los planes urbanísticos, y resulta dificil sentirse agusto en ella.

El INA fue impulsado (como muchas otras cosas en Alicante) por un gran hombre llamado Carlos Belmonte, natural de Albacete. Gracias e él, Alicante puede jactarse de tener un centro puntero internacionalmente, lleno de científicos brillantes.

Si se da la circunstancia de que el nuevo gran Instituto Cajal de Madrid se lleva a muchos de estos científicos, el INA podría ir decayendo.

Pienso que está en manos de los Ayuntamientos de la zona evitar que ocurran cosas como éstas. No se dan muchas ocasiones en las que una ciudad de este tipo tiene la suerte de encontrarse con un centro de este calibre. Perderlo o deteriorarlo sería un tremendo error. Fomentar más centros así sería, al contrario, un gran acierto. Lo bueno llama a lo bueno, y lo malo llama a lo malo. La cuestión es con qué nos quedamos.

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Artículos de Antialicantinos II

Somos muchos, nos arrastramos por la sombra, conspiramos entre crítica y crítica, somos los antialicantinos, hombres y mujeres cuyo único propósito en la vida es destruir Alicante.

Aquí os paso un artículo de EL PAÍS, firmado por un antialicantino, José Ramón Giner, a propósito del Plan Horizonte 2020 de la Cámara de Comercio de Alicante, del que hablamos hace unos días. Que lo disfrutéis, antialicantinos.

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IKEA, la calidad de vida, Rabassa y la Casa del Mediterráneo

Muy probablemente, el pobre moderador de los comentarios de INFORMACIÓN debe de estar hasta los mismísimos de uno que firma como somfillsdelpoble -un servidor-, de los blogs sobre Alicante, de la «resistance» a los blogs de Alicante, de conversaciones sobre masones, sindicalistas, sociolistos, pperos, fachas, progres, free-tangas, etc.

Ya me lo imagino llegando a casa cada noche, quitándose la americana y sentándose en el sofá.

– ¿Qué tal el día, cariño?

– Pues, como siempre, los pesados de los comentaristas del INFORMACIÓN, con sus filias y sus fobias, sus comentarios sobre nada, y Alicante empantanada.

Vaya ciudad, podría pensar uno, que se alegra de que construyan un IKEA en un paraje que tendría que tener protección ambiental especial, pero que se tira de los pelos porque el Ministerio de Asuntos Exteriores decide rehabilitar un edificio emblemático de la ciudad -la Estación de Benalúa- e instalar allí la sede de una iniciativa como la Casa del Mediterráneo, tan beneficiosa para una ciudad como Alicante, tan huérfana de un debate sosegado sobre cualquier cuestión.

Así que, si los mismos ciudadanos ni siquieran se plantean que la calidad de vida en Alicante es algo mejorable, ¿qué discusión queda? ¿cuál es la perspectiva de futuro de la ciudad?

El pobre moderador cena, se ducha, se pone el pijama y se acuesta a dormir. Esa noche sueña que al día siguiente, los comentaristas del Diario INFORMACIÓN discuten sobre los contenidos que debería albergar la Casa del Mediterráneo, sobre la mejor manera de otorgar protección a las lagunas de Rabassa, sobre el mejor uso para el Tossal, sobre las formas de mejorar la calidad de vida en Alicante y sobre la mejor manera de que Alicante se convierta en un lugar más habitable.

Pero es sólo un sueño.

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Artículos de antialicantinos

Empiezo una nueva serie, la de los artículos de opinión escritos por gentes como yo, antialicantinos.

El primero de la serie es un artículo publicado hoy en EL PAÍS con el título «Alicante tiene un plan«.

Me gustaría comentarlo, pero ando escaso de tiempo, tengo que darme una vuelta por los bajos fondos de Barcelona, Sevilla o alguna otra ciudad que haya conseguido mejores números en el reparto de la financiación autonómica, para  falsificar mi libro de familia, mi DNI y mi carnet del Hércules. El objetivo es que, por fin, en el Información se crean que soy alicantino.

Si ya lo decía yo que Santa Faz está demasiado cerca de San Juan. 

Ay, qué dura es la vida del antialicantino. Que lo disfrutéis.

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Obstinarse en el error

Hoy Información ha publicado una noticia que, leyendo el titular, me ha preocupado bastante. Es cierto que, si uno lee el cuerpo de la noticia, el nivel de preocupación se rebaja, aunque se mantiene.

Os doy el titular y luego vamos a la noticia en sí:

La Cámara mantiene la apuesta por el ladrillo como motor económico de Alicante.

Da miedo, ¿a que sí?, vamos a aclararlo un poco para juzgarlo mejor.

El redactor de la noticia nos aclara que, en los planes de la Cámara de Comercio, entra explotar la capacidad de crecimiento del sector inmobiliario, lejos de ponerle freno.

Sin embargo, la apuesta de los empresarios alicantinos pasa por cuestiones como la domótica, la investigación en nuevos materiales, la apertura del sector a nuevos mercados y la búsqueda de la competitividad mediante la complicidad con las entidades financieras. Todo ello mediante la creación de un Centro Tecnológico de la Construcción con sede en las comarcas del Vinalopó.

Es cierto que, como perspectiva de futuro, no deja de ser una buena propuesta de reconversión del sector inmobiliario, aunque tal como yo lo veo, significa obstinarse en un error que los empresarios de la provincia llevan cometiendo desde hace dos décadas: jugar la mayor parte del capital a una sola carta, la del ladrillo.

Aunque sea mediante l+D+i no deja de ser un empecinamiento que, o bien responde a una escasa capacidad de los empresarios alicantinos para inventar nuevos modelos de negocio, o al miedo al cambio que, dadas las circunstancias, tampoco es nada extraño.

Los empresarios alicantinos han demostrado estos años que la preocupación fundamental que los ha guiado no ha sido la generación de riqueza y perspectivas económicas a medio y largo plazo, sino la acumulación de capital. Esa acumulación de capital, no ha servido para poner en marcha iniciativas empresariales de mayor calado en el sector inmobiliario, a los hechos me remito.

La innovación, pues, no ha formado parte del ADN de los empresarios alicantinos durante estos años, de modo que, puede parecer que su afán por cambiarlo todo (I+D+i), sin cambiar nada (sector inmobiliario) es únicamente el resultado directo de lo que técnicamente se conoce como «ver las orejas al lobo«.

Evidentemente, cambiar el modelo productivo de una sociedad es algo que no se consigue de la noche a la mañana, y también parece claro que la reconversión de la economía alicantina ha de tener un apoyo importante en el sector inmobiliario, generador de la mayor parte de la riqueza de la provincia durante estos años.

Desde un punto de vista estrictamente económico, sin embargo, el sector inmobiliario tiene un límite claro: el territorio es finito, aquí y en los mercados exteriores. Una vez que los empresarios alicantinos tengan alicatada toda la costa de Túnez, Marruecos, Portugal y Taiwan, se les acabó de nuevo el negocio.

Así las cosas, el motor económico alicantino debería, más bien, plantearse un trasvase de medios y de capital a los sectores tradicionales que, durante estas décadas, abandonó: mueble, calzado, alfombras, turrón, etc., y apostar por el diseño y la calidad como nuevos modelos de negocio en estos sectores.

Además, es necesario que los empresarios alicantinos hagan prospectiva sobre sectores económicos de futuro que les permitan diversificar el riesgo empresarial en áreas en las que la provincia pueda aportar valor.

Es por eso que os digo que el titular de la noticia preocupa y confunde a partes iguales.

Entre otras cosas porque, de esa reflexión, se nos plantean otras posibilidades para la provincia que, tal como yo lo veo, complementan al motor económico alicantino, le dan mayores perspectivas de futuro, y que, además, están recogidas en la propuesta de la Cámara de Comercio.

Una de ellas pasa por el agua. La escasez de agua es uno de los males endémicos de esta tierra; de lo que se trata aquí, y en algún lugar lo he leído expresado de esa manera, es «de hacer de la necesidad virtud«. Dado que somos un territorio deficitario en agua, tenemos razones de sobra para ser un territorio puntero en lo que se refiere al reciclado, desalación, ahorro y aprovechamiento de agua. No sólo con políticas públicas encaminadas a tal efecto, sino mediante parques tecnológicos universitarios que investiguen, desarrollen soluciones y generen innovación constante.

Dados los desmanes cometidos y permitidos durante estos años, sería bueno también que los empresarios animaran a los poderes públicos a hacer de la protección del medio ambiente una de las piedras angulares del proyecto de territorio para la provincia. Cuestiones como las energías renovables, la recuperación paisajística, la investigación en técnicas agrícolas -recordad que tenemos varias denominaciones de origen-, o el empuje definitivo a políticas de movilidad en transporte público para el área metropolitana Elche-Alicante, serían buenos ejemplos de una apuesta económica y productiva de futuro.

Vinculada, además, con un sector turístico que necesita urgentemente un replanteamiento de su oferta. El sol y la playa nos aportan turistas año tras año, pero también año tras año nos convierten en un destino de bajo coste y desordenado. La protección y la ordenación del territorio de la provincia deberían ser una de las obsesiones de la propuesta de la Cámara de Comercio.

En definitiva, que si bien la propuesta de la Cámara de Comercio es un buen inicio, es necesario que el foco se mueva desde un sector inmobiliario generador de capital, a otros sectores productivos menos agresivos con el territorio y generadores de futuro económico, empresarial y social para la provincia.

De la predisposición de empresarios y poderes públicos depende el futuro de los ciudadanos de la provincia que, en último término y no se nos olvide, son los clientes de una propuesta de este estilo.

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De parques naturales, haciendas, anchoas y el código penal

Lo de Honduras, tristemente, no es una novedad en América Latina. Un presidente que pretende cambiar el orden de las cosas por la puerta de atrás, un ejército en los portales de los cuarteles esperando a salir a la calle, una oposición dispuesta siempre a tomar el poder entrando por la ventana y unos ciudadanos polarizados dispuestos a creerse el discurso de cualquiera de los caciques candidatos a presidir la República.

El otro día escuché una reflexión en la radio que, tal como yo lo veo, daba una buena medida de las cosas en América Latina. Según el contertulio, mientras muchos de los colonos norteamericanos llegaron al continente como proscritos -y tú tigretón- o utópicos irredentos dispuestos a fundar un nuevo orden social, los señores españoles de América Latina se dedicaron, durante siglos, a chupar seis meses al año la sangre al continente y a gastar en Europa, los otros seis meses, los reales conseguidos en sus haciendas. Ningún proyecto, ninguna estima por la tierra, ningún aprecio a sus hombres y sus mujeres.

Así se explica, pues, la historia política de uno y otro lado de la frontera del Río Grande. Puede ser una explicación un poco simplista pero, tal como yo lo veo, se acerca a la realidad.

Os digo esto porque Rita Barberá -la esperanza blanca del PP valenciano- propone ahora, insistiendo en la estrategia anchoa, que se modifique el Código Penal de tal forma que Camps no pueda ser juzgado en caso de confirmarse la imputación por cohecho. Como lo que se da, no se quita, debió pensar Rita que, cambiando el orden de las cosas, se consigue un doble beneficio.

Por un lado, que Camps, un honrado trabajador (sic), no pueda ser juzgado. Y, por otro, que los pobres políticos tengan claro de una vez qué pueden y qué no pueden hacer. Y lo comido, por lo servido.

Juzgad vosotros si hemos superado o no nuestra etapa como señores de nuestras haciendas.

Anchoas-oliva-RR-50-LoBuenoatras

A todo esto, Greenpeace le ha dado un tirón de orejas al Consell -que ya cansan los trajes- por su política de Parques Naturales. Sí, la Comunitat cuenta con un sinfín de Parques Naturales en su territorio, pero también son los parques naturales más amenazados.

La cuestión es ser líderes, señores, aunque sólo sea una cuestión de boquilla.

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