Aunque no quieran, poco a poco, van cayendo los alcaldes corruptos de uno y otro lado.
La semana pasada, San Fulgencio, ayer Bigastro. No importa el color político, lo que importa es que la justicia se ponga manos a la obra para acabar con la lacra de la corrupción municipal.
Sorprende que la Federación Española de Municipios reclame al Estado más ingresos habida cuenta de los dineros que regidores de todos los partidos se han llevado a los bolsillos durante todos estos años.
Lo más peligroso de todo este tiempo, lo que más preocupante resulta es que en la mayoría de los casos, los alcaldes imputados han acabado por renovar la confianza de los ciudadanos.
Eso significa que estamos todos en el ajo.