Tres noticias, tres alcaldes, tres fantoches.
Primer alcalde fantoche, el de Torrevieja, a quien Camps hace unas semanas puso como ejemplo de buen gobierno. Pedro Hernández Mateo es diputado en las Corts y, además, está imputado por un escándalo de plusvalías urbanísticas por valor de 5.2 millones de euros. A Hernández Mateo una diputada de EU le recordó ayer en sede parlamentaria lo segundo, y el Alcalde-diputado-imputado -no es Alperi, es otro- no le hizo ninguna gracia, hasta el punto de pronunciar la siguiente frase:
«Si no retira sus palabras me veré en la obligación de decirle que es usted una de esas personas a las que se conoce por la profesión de su madre».
Un ejemplo, sin duda, de política de guante blanco, exquisita en el fondo y en las formas.
Segundo alcalde fantoche, el de Alicante. Como ya sabéis, después de estar a por uvas durante siete años, al Ayuntamiento de Alicante le han entrado las prisas por aprobar un PGOU que substituya al de 1987. Ya sabéis también que la redacción del PGOU fue encargada inicialmente a un arquitecto catalán, Cantallops se llamaba, cuyo trabajo no agradó al Alcalde entre otras cosas porque pretendía -estos catalanes…- incluir el macropelotazo de Rabassa. Después de echar a cajas destempladas a Cantallops -previo pago de un sueldazo- ahora el Ayuntamiento se va a gastar 578.374 euros en una nueva redacción del PGOU.
Sin comentarios, que ya estoy hasta cansado de hablar del PP de Alicante, de Alperi y de toda su tropa.
Tercer Alcalde fantoche, el de Oropesa. Sabéis que el Ayuntamiento de Oropesa y Marina d’Or se han fusionado en una única iniciativa empresarial. Pues bien, el Alcalde está imputado en varios asuntillos sucios, pero se niega a declarar. ¿Para qué? ¿qué pretende la justicia, que un responsable público dé explicaciones sobre sus asuntos turbios?