Bien, bien, nunca he sabido cuál es la buena y cuál es la mala, si la de cal o la de arena, así que lo dejo en vuestras manos. Hoy hay dos noticias que me han llamado la atención, para lo bueno y para lo malo, empezaré por lo bueno.
Mutxamel es un municipio ejemplar por muchas razones. Por ejemplo, el centro urbano del pueblo no ha crecido verticalmente como lo han hecho los de otros pueblos del Alacantí, sino que conserva las tradicionales casas de una o dos plantas; la valencianidad el municipio no se pone en duda, más al contrario, se conserva y mima; el crecimiento urbano es ordenado y limpio; la oferta cultural es extensa y muy variada… En fin, que me gusta Mutxamel. He leído en Información que ayer la finca El de Morote organizó una jornada en la que se recuperó la elaboración de aceite en la Huerta de Alicante tal como se hacía en el siglo XVII. La iniciativa partió del propietario de la finca, Tomás Ángel Pérez Aracil.
Por su parte, el Ayuntamiento de la villa de Sant Joan d’Alacant ha tomado la decisión de no dejar ni un sólo metro cuadrado del término municipal libre de la ordenación urbanística, llevándose por delante en su afán ordenador del territorio alguno de los pocos ejemplos que quedan de la Huerta de Alicante, como por ejemplo la partida de Fabraquer.
Para compensar la barbaridad, el edil de urbanismo, Pablo Celdrán, apunta que Sant Joan será el único municipio del área metropolitana de Alicante, que no tendrá un campo de golf. A Celdrán habría que decirle que mal de muchos, consuelo de tontos, y que, por mucho que se empeñe, no es un consuelo, que con o sin campo de golf, el proyecto es una locura.
¿Tradición vs. modernidad? parece que Sant Joan quiere tomar el camino de enmedio.